Uno de los trucos más efectivos, pero que pocas personas conocen para perder peso es aprender a reemplazar alimentos en lugar de eliminarlos por completo. ¿Qué queremos decir con esto? Bueno, simplemente consiste en sustituir lo que se te antoja comer en un momento determinado, eligiendo en su lugar ciertos alimentos clave en el transcurso del día de modo que ni siquiera tendrás la oportunidad de tener hambre y siempre experimentarás una sensación de saciedad. Sin duda, esto es mucho más realista que privarte por completo de la comida, ¡un error que muchos cometen!

Aunque ya hayamos escuchado o leído anteriormente sobre los beneficios de la fibra en la alimentación, vale la pena analizarlos un poco más en profundidad. La mayor parte de las opiniones médicas coinciden en que la fibra es precisamente el componente de la alimentación más relacionado con la pérdida de peso. ¿Por qué? Pues porque la fibra, al ser una sustancia que no puede digerirse en su mayor parte, produce una sensación de saciedad en el estómago proporcionando pocas calorías.

Otra de sus ventajas es que retrasa la digestión de la comida, de modo que los niveles de glucosa en la sangre se mantienen estables en lugar de experimentar subidas y bajadas como ocurre al ingerir alimentos altos en carbohidratos y azúcares refinados.

El conocido dicho “una manzana al día del médico te alejaría” va sin duda mucho más allá de eso. Una sola manzana (incluyendo la piel o cáscara), proporciona alrededor de 4 gramos y medio de fibra, ¡que es prácticamente una quinta parte del requerimiento mínimo diario!

Permítenos decirte también que la fibra que contienen las manzanas no es una fibra cualquiera, ya que son ricas en un tipo particular de ella conocida como “pectina”. Esta es utilizada como uno de los ingredientes principales en la elaboración de jaleas y mermeladas para darles su consistencia gelatinosa, un proceso que se realiza de manera similar en el estómago al ingerirla, retrasando su vaciado y proporcionando una sensación de saciedad durante mayor tiempo, reduciendo los antojos por alimentos poco saludables y la ingesta general de calorías.

Las peras también pueden proporcionar este efecto.

Además de lo mencionado anteriormente, un estudio realizado en 2008 encontró que quienes comen al menos una manzana al día (comparado con quienes comen menos de una o ninguna en absoluto), son menos propensos a desarrollar los siguientes tipos de cáncer:

• Cáncer de mama (Esto parece deberse a que la piel o cáscara de manzana tiene poderosos efectos antioxidantes, así como de bloqueo de crecimiento en las células de este tipo de cáncer)

• Cáncer de ovario

• Cáncer de riñón

• Cáncer de colon

• Cáncer de laringe

• Cáncer bucal
  

• Etapa de iniciación: Aquí los agentes cancerígenos provocan las primeras mutaciones en el ADN.
  
  
• Fase de promoción: Consiste en el crecimiento del tumor debido a las hormonas, la inflamación y la oxidación.
  
  
• Metástasis: Cuando el cáncer se extiende por todo el organismo.