Combinando los alimentos llamados alcalinos (en un 80% aproximadamente) con los alimentos ácidos, la Dieta Alcalina, en su afán por conseguir un plan de alimentación sano y equilibrado, ha ido ganando adeptos por todo el mundo en los últimos años.
¿Cuál es su idea básica? Según sus defensores, nuestro cuerpo tiene una alcalinidad del 7,o, con lo que somos, principalmente, un medio alcalino.
Nuestra alimentación debe ser, dicen, un plan que respete este dato y contribuya a mantener el equilibrio entre el ácido y la alcalinidad, equilibrando así nuestro PH y contribuyendo también a evitar problemas como las inflamaciones o el estrés, muchas veces influidos por nuestros malos hábitos alimenticios.
El secreto de la
Dieta Alcalina consiste en reducir el consumo excesivo de los alimentos ?acidos? (y acabar así con la acidosis) que son, sobre todo, y de mayor a menor nivel, la levadura, la miel, el azúcar, el vinagre, la salsa de soja, la mermelada, la patata, las setas, el marisco, el cerdo, los huevos, el pollo o el queso.
Así, deberemos
aumentar el consumo de los siguientes alimentos especialmente: cebada, brócoli, pepino, perejil, rúcula, remolacha, apio, ajo, jengibre, judías verdes, lechuga, cebolla, espinaca, tomate, cítricos o aceite de oliva.
Además, estos
consejos prácticos también pueden resultarnos de ayuda:
- Deberemos consumir siempre productos frescos y preferiblemente de cultivo ecológico.
- Priorizaremos sobre todo el consumo de las verduras y frutas con mayor nivel de alcalinidad.
- Reduciremos lo máximo posible el consumo de bollería y productos de panadería.
- Reduciremos a dos o tres días por semana el consumo de carne.
- Tomaremos un vaso de zumo de limón al día.