1.- Regla de oro: aprende a comer despacio. Lo que conseguirás así es que tu cerebro reciba correctamente la señal de tu estómago cuando le indica que está lleno, y aprenderás a comer exactamente la cantidad que necesites, aprendiendo así a controlar la ansiedad.
2.- Platos pequeños: utilizar platos pequeños hace que la comida parezca más cantidad y, de esta forma, no nos desanimemos a la hora de ponernos a dieta.
3.- La compra: ¡Menudo momento! Es especialmente importante que, en este punto, nos aseguremos de dos cosas. En primer lugar, que vamos al mercado con el estómago lleno, para evitar comprar así productos que no nos benefician y, la segunda, asegurarnos de que tenemos una lista previamente confeccionada con lo que necesitamos? sin dejarnos llevar por el capricho.
4.- Es importante que empecemos a ser conscientes de lo que comemos cuando lo hacemos. En ocasiones, el hecho de hacer coincidir esta actividad con otras como ver la televisión, por ejemplo, hace que no nos concentremos en la comida y terminemos ingiriendo más alimento del que necesitamos. ¡Tómate tu tiempo!
5.- Ingerir un buen vaso de agua puede ayudarnos a aumentar la sensación de saciedad antes de comer y, así, evitar los excesos innecesarios. Además, algunos expertos afirman que no es positivo para la digestión ingerir agua constantemente, sino que es mejor hacerlo antes y después de comer.
6.- Si estamos a punto de asistir a un encuentro o una fiesta en la que prevemos que nos será difícil mantener nuestra dieta, una buena opción es tomar un yogur desnatado antes de salir de casa. Además de saciarnos, es muy sano y no tiene calorías.
7.- Procura proveerte de alimentos que puedan resultarte apetitosos pero no extremadamente peligrosos a la hora de hacer dieta: barritas de cereales, tostadas integrales, un queso bajo en grasas, etc.