Cuando llega el invierno es mucho más difícil seguir con éxito una dieta. El frío hace que queramos ingerir alimentos calóricos y por eso nos demanda gran esfuerzo mantener nuestro peso habitual. Sin embargo hay alternativas para no morirse de hambre y alimentarse bien al mismo tiempo: la dieta mediterránea.

Te proponemos una opción para comer rico, sano y sin todas esas calorías que aporta la comida chatarra. La mejor estrategia contra el frío es colocarse un sweater más abrigado y seguir un plan de alimentación saludable, en vez de aumentar nuestra capa de grasa con comidas llenas de azúcar e hidratos de carbono.

El nombre de la dieta viene de los países que lindan con el mar Mediterráneo. Algunos de ellos son Italia, Grecia y España. Sus habitantes tienen fama de llevar un estilo de vida muy saludable, gracias a que consumen alimentos de origen natural, se toman su tiempo para preparar la comida y para comer, e incluso mantienen un nivel constante de actividad física.

Esta forma de alimentación, como es lógico, ha sido utilizada por los nativos de la zona mediterránea por cientos de años. Sin embargo, a finales de los años ’40 hubo una verdadera explosión: la dieta alcanzó gran difusión, expandiéndose hacia el mundo entero.

En primer lugar, no se trata de una “dieta” en sentido estricto. Porque más que un régimen para deshacerse de los kilos de más, es un plan nutricional balanceado que puedes incorporar a tu vida cotidiana para estar más saludable y no subir de peso en los meses fríos. La dieta mediterránea te ayudará a mantener la balanza estable todo el año.

Si no quieres que los kilos vayan y vengan, tienes que olvidarte de las dietas extremas donde adelgazas rápidamente en pocos días y luego vuelves a recuperar el peso. Además de evitarte las fluctuaciones, esta dieta no te hará pasar hambre y contribuirá a que tu cuerpo esté en forma.

Otra de las ventajas es que la dieta se basa en alimentos frescos, de origen natural y que no han sido procesados. Así, las comidas que los incluyen resultan mucho más sanas y también más sabrosas. Algunos de los alimentos típicos del régimen son vegetales frescos, frutas, granos integrales, nueces, semillas, especias, hierbas, aceite de oliva puro, pescado, pollo, huevos, carne y vino (estos tres últimos en cantidad moderada).

La fórmula para verte linda, sentirte sana y comer bien es muy simple: todo se trata de elegir comidas naturales y realizar actividad física con regularidad. Y no solo eso; es una propuesta para disfrutar con la familia y los amigos, porque no es restrictiva para un tipo de persona y no está pensada para ser rápidamente ingerida. Esta cocina te invita a que cada comida sea un momento especial para compartir con tus seres queridos.

• Tratar de preparar los alimentos en casa, para poder controlar su cocción y aderezo.
• Procesar los alimentos lo menos posible, para que no pierdan sus nutrientes. Es recomendable consumir verduras, frutas frescas y secas en estado natural, es decir crudas.
• Se puede consumir grasa, pero de la saludable: por ejemplo, la que contienen las aceitunas y el aceite de oliva de calidad extra virgen.
• No hay que olvidarse de ingerir regularmente frutos de mar y pescados, porque contienen elementos valiosos para el cuerpo como los aminoácidos y el omega 3.
• Incluir lácteos descremados y bajos en grasas: leche, queso y yogures están permitidos.
• Limitar el consumo de huevos y carnes rojas en forma semanal.
• Evitar las golosinas y los aceites tradicionales.
• Acompañar las comidas con vino tinto, que es un poderoso antioxidante.
• Beber mucha agua.