Todas esas bonitas y atractivas galletas, tortas y golosinas que a menudo ves en los cumpleaños infantiles están cargadas de colorantes artificiales. A pesar de que dan un aspecto llamativo a la comida, son ingredientes sintéticos que muchas veces reemplazan nutrientes importantes. Y peor que eso: algunos de los químicos han sido relacionados al desarrollo de cáncer y síndrome de hiperactividad.

Actualmente, la coloración artificial representa un problema serio en la comida procesada, a tal punto que el Centro de Ciencia para el Interés Público de EEUU ha redactado una petición para prohibir ciertos aditivos alimentarios. Parece ser que al menos 8 químicos comúnmente usados por la industria pueden provocar condiciones de salud serias. 

Estas toxinas normalmente se encuentran en productos procesados de bajo valor nutricional, como jugos concentrados de frutas, condimentos, dulces, quesos, snacks salados, cereales, tortas, muffins, panificados, cerezas al marrasquino, cócteles de fruta, postres con gelatina y refrescos de dieta. 

Aparecen con nombres como tartrazina, indigotina o clasificados por color (azul 1 y 2, amarillo 5, rojo 3, verde 3, amarillo 6)

La mayor parte de los alimentos procesados, preparados y empaquetados contiene alguno de esos ingredientes. Por eso es importante leer bien las etiquetas de los envases y buscar los nombres sospechosos (siempre que los fabricantes no hayan omitido ningún elemento, claro está). 

En Canadá actualmente se exige listar todos los aditivos alimentarios en las etiquetas de los envases, pero no se ha prohibido su utilización, por lo que las toxinas siguen estando allí.

En pruebas con animales se ha demostrado que los colorantes artificiales provocan cáncer de vesícula y tumores en la glándula tiroides, en los riñones y las glándulas adrenales. 

Pero además, ya en los años ’70 comenzó a sospecharse de los colorantes sintéticos como disparadores de problemas de comportamiento en los niños. Nuevas investigaciones muestran que estos químicos provocan hiperactividad, tanto en niños sensibles como no sensibles a los aditivos alimentarios.

De hecho, muchos padres comienzan a notar alteraciones en la conducta de sus hijos tan solo un par de minutos después de haber consumido alimentos coloreados artificialmente, por ejemplo, en una fiesta de cumpleaños. El comportamiento de los pequeños se vuelve difícil, cambiante e impredecible. Incluso, se ha demostrado que estos aditivos bajan los niveles del coeficiente intelectual, provocan hiperactividad y déficit de atención.

Conociendo los efectos colaterales de los colorantes sintéticos y reemplazando los alimentos que los contienen por alternativas naturales, harás mucho por tu salud.

 ¿Sabías que puedes dar color a la comida con el jugo de las frutas y verduras? Con mejor sabor, sin reacciones alérgicas ni químicos dañinos para tu organismo. Puedes ir variando las cantidades de los jugos y mezclarlos entre sí hasta obtener la tonalidad que necesitas.

Si quieres colorear de verde, usa jugo de espinaca; para el naranja, de calabaza y zanahoria; para el rosado, utiliza remolacha o moras; para el azul, arándanos azúles; para obtener color púrpura, uvas o col roja; para colorear de amarillo, emplea cúrcuma en polvo, azafrán o zanahorias amarillas.