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5 HÁBITOS “SALUDABLES” QUE TE ESTÁN DAÑANDO
Algunas veces, a pesar de hacer tu mejor esfuerzo, nada sale bien, pues no siempre las cosas son lo que parecen. Aquí desmentiremos 5 de los hábitos “saludables” más comunes que en realidad podrían estar haciendo más daño que bien:
1. Optas por aderezos bajos en grasa o libres de grasa
Se ha demostrado que algunos aderezos bajos en grasa o libres de grasa, en particular, hacen más difícil la absorción de los nutrientes claves en tu ensalada. Los carotenoides, los cuales se relacionan con la lucha contra el cáncer, enfermedades cardíacas y de la vista, son absorbidos de forma más sencilla cuando se unen a aderezos basados en grasa.
Así que, aunque pienses que estás haciendo lo correcto al reducir el contenido de grasa de tu comida, de hecho, ¡estás reduciendo los beneficios de comer la ensalada! Utiliza aderezos llenos de grasa hechos en casa, o añade aguacate, nueces, semillas o aceite de pescado a tu ensalada para mejorar la biodisponibilidad de los nutrientes de forma natural.
2. Te mantienes lejos del sol
Como parte de tu régimen de cuidado de la piel a largo plazo, te colocas protector solar, un sombrero y te quedas todo el tiempo en la sombra. Y lo haces en el poco tiempo que tienes afuera, sin estar frente a tu computadora y sentado en un escritorio. Y aunque no hay nada malo con desear una piel bella y saludable, sin embargo, evitar totalmente la exposición al sol en realidad es dañino para tu salud.
De hecho, sin la exposición diaria al sol, tu cuerpo lucha para producir cantidades adecuadas de vitamina D, lo que resulta en una variedad de síntomas negativos, incluyendo depresión, problemas digestivos, fatiga, dolor en músculos, huesos y articulaciones. Todo lo que necesitas son 10 minutos al día de piel expuesta sin ningún protector solar para iniciar la generación automática de vitamina D en tu cuerpo.
3. Evitas completamente la sal
Consumir sal (cloruro de sodio) ha sido demonizado por años como un factor que contribuye a contraer enfermedades cardíacas por su relación al aumento de la presión sanguínea. Sin embargo, estudios muestran que el consumo de sal no afecta a todos de la misma manera. De hecho, en muchas personas no hay cambios en la presión sanguínea luego de la ingesta de cantidades de sodio variadas. ¡Esto solo pasa en aquellos que son sensibles a la sal!
Cuando evitas completamente la sal, en realidad te restringes de un alimento rico en minerales y electrolitos que ayudan a recuperarte y apoyan a tu salud óptima. De hecho, la mayoría del sodio en la dieta occidental viene de alimentos procesados y empacados. Así que si la mayor parte de los alimentos que comes son productos frescos y mínimamente procesados, entonces un poco de sal marina de calidad no será nada de qué preocuparse, y, de hecho, ¡es buena para ti!
4. Tu ejercicio se enfoca en el cardio
Caminar a diario, además de correr en la mañana o en las tardes ciertamente es una gran adición a un estilo de vida saludable, pero cuando te saltas sesiones de gimnasio o de entrenamiento de fuerza en casa para correr nuevamente, ¡entonces puedes estar omitiendo ejercitar tu metabolismo, estructura muscular y hasta tu esqueleto! Además… si estás aumentando el cardio en un esfuerzo de perder peso sin hacer ningún entrenamiento de resistencia, perderás peso, ¡pero estarás perdiendo tejido muscular valioso también! Para un cambio duradero, tienes que integrar los entrenamientos de fuerza en tu rutina.
Investigaciones demuestran que el ejercicio de resistencia tiene efectos profundos en el sistema musculoesquelético, contribuye al mantenimiento de las habilidades funcionales y previene la osteoporosis, sarcopenia, dolor en la espalda baja y otras discapacidades. Igualmente afectan positivamente los factores de riesgo tales como la resistencia a la insulina, tasa metabólica en descanso, metabolismo de la glucosa, presión sanguínea, grasa corporal y tiempo de tránsito gastrointestinal, los cuales están asociados con la diabetes, enfermedades cardíacas y cáncer.
5. Dejas de dormir para ir al gimnasio
¡Sí, leíste bien!
Imagina esto: Es súper temprano en la mañana, y suena tu alarma. Tiempo de ir al gimnasio. El único problema es... ¡estás muy, muy cansado! Algunos podrán decirte que te levantes y vayas sin importar nada, pero en realidad, esas mañanas cuando tienes demasiado sueño porque no has podido dormir bien, es mejor que sigas acostado.
El sueño juega un rol importante en tu salud física y mental, ayuda a que tu cerebro funcione correctamente, reduce el riesgo de enfermedades crónicas, promueve la salud emocional y mejora tu sistema inmunológico. Aun así, la mayoría de las personas no duermen lo suficiente.
Estudios también demuestran que la pérdida de sueño está asociada con un incremento en el apetito, relacionando la falta de sueño con un mayor riesgo de obesidad.
Así que, de vez en cuando, si simplemente no puedes hacer tu ejercicio matutino porque tienes demasiado sueño, no te sientes culpable. Disfruta tu descanso sabiendo que es algo benéfico para tu cuerpo.
POR Dietas.net
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05/30/2007 | Dietas.net
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