La promesa: coma como un hombre cavernario y baje de peso. Ahí está el atractivo slogan de una de las dietas más populares de los últimos tiempos; la dieta Paleo.

El autor del libro estrella de la Dieta Paleo, Loren Cordian, afirma en el mismo que si comemos como lo hacían nuestros antepasados, lograremos normalizar los trastornos nutricionales que nos mantienen obesos y vulnerables a enfermedades como el cáncer, la diabetes, las enfermedades cardíacas y muchos otros problemas de salud.

Conocida también como la dieta de las cavernas o de los hombres de la Edad de Piedra, su fundamento básico se encuentra en la riqueza de proteínas, elevado contenido en fibras y grasas saludables. 

El resto de los alimentos que actualmente consumimos en demasía, veremos que están exentos de esta dieta. 

Por eso, el autor promete que podremos bajar de peso sin que la cuantía de las calorías que ingerimos baje.

No pensemos que sólo podemos comer bayas y frutos de los árboles, también alguna que otra pieza de caza. 

Las posibilidades gastronómicas de esta dieta son suficientes como para que sea variada y nutricionalmente completa: las carnes magras, el pescado, las grasas saludables, y las frutas y verduras se encuentran entre los protagonistas de la misma.

Pero también podemos comer huevos, semillas, nueces y los aceites de oliva y de coco.

Sin embargo, están proscritos los alimentos procesados (azúcar refinado, papas fritas, aceites vegetales refinados, como por ejemplo, el de canola), y ya que la agricultura aún no existía, tanto los granos (trigo y otros), las legumbres (como los frijoles o lentejas) y los lácteos, no pueden ser consumidos en esta dieta, así como tampoco la sal.

Bueno, dado que es una dieta basada principalmente en alimentos que nuestros ancestros conseguían capturar en base a la caza, la carne es uno de sus principales componentes, por lo que quienes no puedan consumirla no deben intentar seguirla. 

Por otro lado, las fuentes tradicionales de proteínas vegetales entre los vegetarianos como los frijoles y otras legumbres están proscritos en esta dieta.

Además, es una dieta casi exenta totalmente de sal, por lo que si se consumen alimentos enlatados o envasados de cualquier forma, ha de verificar su contenido de sal en las etiquetas de los mismos.

Realmente no requiere demasiado esfuerzo llevarla a cabo. Al principio requerirá cierto autocontrol, ya que al empezar, está permitido que se coma lo que se quiera 3 veces en la semana, lo que es llamado por Cordain “comida  abierta”. 

Sin embargo es mejor que lo haga sólo una vez a la semana.

Por otro lado, el límite y el conteo calórico no existen, pues es la misma comida la que nos va poniendo el límite: la cantidad de frutas y verduras que se comen, por su elevado contenido en fibras, así como las carnes magras, nos llenarán y dejarán completamente saciados sin que hayamos ingresado una cuantía elevada de calorías.

Supone ciertas restricciones a la hora de comprar, ya que sólo podremos comprar los alimentos permitidos, y el tipo de cocina y los platos son en su mayoría, nuevos para nosotros, por lo que deberemos, al principio, planificar bien las comidas. 

Además, deberíamos evitar  acceder a las zonas del mercado donde se encuentran los alimentos envasados y los procesados. 

En cuanto a este aspecto, es obvio que el costo de su factura de supermercado se incrementará un tanto, ya que las carnes y los pescados suelen ser alimentos bastante caros.

Para seguir esta dieta no es necesaria ninguna asociación ni grupo de apoyo (aunque hay varios foros Paleos en internet con los que compartir dudas e inquietudes así como resultados), usted solo en su casa o con su familia puede acoplarla perfectamente a su estilo de vida.

En cuanto a si es o no necesario realizar ejercicio para complementarla, Cordain lo recomienda insistentemente para mantener la pérdida de peso y para conseguir un estado de salud general óptimo.