Los carbohidratos, hidratos de carbono o glúcidos, son uno de los tres macronutirentes esenciales que existen en la naturaleza, siendo los dos restantes, las proteínas y las grasas. 

Son esenciales porque constituyen los principios bioquímicos estructurales del cuerpo humano.

Los carbohidratos pueden encontrarse en muchos alimentos que consumimos, en mayor o menor proporción, excepto en las grasas y en las proteínas.

La conversión de los carbohidratos en glucosa, que es la fuente energética primaria del cuerpo, es lo que le da su fundamental importancia, a pesar de que con el tiempo se los haya ido denostando reiteradamente. 

Sin embargo, la mayoría son buenos, especialmente los que encontramos en las frutas frescas, los granos enteros y los vegetales, que además, aportan a nuestro cuerpo las vitaminas, los minerales y la fibra necesarios.

Son, sin embargo, los carbohidratos procesados o refinados, presentes en las bebidas azucaradas, los postres y todos aquéllos alimentos procesados a los que se les añade azúcares de forma extra, los que han ensuciado la fama de este componente esencial de nuestra salud. 

En cuanto a dónde se encuentran en una dieta normal, la mayoría provienen principalmente de los granos, los cereales y el pan. 

También a través de los frutas y pocos en las verduras. Estos últimos deberían ser el grupo mayoritario, ya que además, contienen mucha fibra, que ayuda de muchas formas a la salud digestiva y general del cuerpo.

También están presentes en los lácteos y legumbres, aunque en éstos se encuentran también altos porcentajes de los otros macronutirentes.

Hay, por otro lado, algunos grupos alimenticios cuyo contenido en carbohidratos es escaso o nulo: las carnes, como el pollo, y el pescado, siempre que sean sin empanar o sin otros aditivos, no contienen hidratos de carbono.

Como vemos, las posibilidades son muchas, pero procuremos siempre evitar los carbohidratos procesados.