Aunque el título de este artículo puede resultar un tanto pretencioso, en su desarrollo demostraremos porqué esto no es así.
Y es que la dieta del coco no es simplemente una dieta de moda.
Hemos de ser realistas: cuando se habla de dietas de moda solemos echar la culpa de nuestros fracasos a algo que tildamos de fraudulento, “de moda”, pero realmente todo lo que podamos obtener de una dieta proviene de nuestro esfuerzo.
A pesar de todo, vamos a insistir en un punto: y es que la dieta del coco no es una moda pasajera.
Pues aunque no haya evidencia científica de renombre que pueda corroborar su pretensión de hacernos adelgazar 5 kilos en 21 días, ello no significa que no produzca los resultados que pretende.
Y aunque no lo lograse, otros sí, seguro, y además, avalados por investigaciones científicas que hablan de sus propiedades nutricionales.
Así que nada pierde con probar el método que le proponemos, todo lo peor que le puede pasar es que la calidad de su nutrición se vea claramente beneficiada.
La dieta del aceite de coco se basa enteramente en los principios descritos por Cherie Calbom, la conocida Señora Juice, por su trabajo en las terapias de limpiezas con jugos, y que es ampliamente conocida en los programas televisivos.
En el año 2005 publicó un libro que contenía entre otras, esta “temeraria” afirmación: que usted podría adelgazar 5 kilos en 3 semanas sólo gracias a la adición de aceite de coco a su dieta, y sin tener que dejar de comer sus comidas favoritas.
Sin embargo, esta sencilla afirmación, no carece de una cierta metodología de aplicación, que Cherie Calbom explica, ha de realizarse en cuatro fases consecutivas, siendo la primera la más importante, la que determina la pérdida de peso en esas famosas tres semanas. Detallémoslas:
Pistoletazo de salida de los 21 días:
Sumándose a los habituales consejos de muchas dietas, ha de
suprimir los carbohidratos: evitar las frutas, el alcohol, los lácteos y sus
derivados, la cafeína y sobre todo, investigue y elimine los alimentos con
contenidos azucarados.
Podrá, eso sí, comer tres veces diarias, con dos
pequeños refrigerios entre ellas, a base de frutos secos o proteínas magras de
pescado, carne de res o pollo, o bien verduras.
Aquí es donde se empieza a extraer los jugos que dejarán sus órganos limpios y purificados.
Para ello agregará a su dieta de verduras y proteínas las recetas líquidas, es decir, de jugos, que le hagan las mezclas más asequibles.
Independientemente de que haya llevado a cabo las directrices mencionadas en la fase anterior, usted puede y debe reintroducir los carbohidratos en su dieta, pero es necesario que sea a partir de verduras con almidón, como las patatas, las frutas y los granos enteros.
Durante esta fase comenzamos a introducir de nuevo alimentos
que previamente habíamos dejado de lado.
Ahora podemos de nuevo comer nuestras
comidas favoritas y aún así, perder peso, y nuestra meta de alcanzar nuestro
peso ideal entra en el juego.
De cualquier forma es imprescindible que
continuemos evitando el azúcar, algunas frutas y el alcohol.
Así pues, como vemos, ésta es una buena alternativa para adelgazar 5 kilos de peso sin que tenga que estar pasando la mayor parte de su tiempo preocupándose de si logrará llegar a perder esos kilos en ese lapso de tiempo.
Los misterios de esta dieta no requieren conocimientos de
ingeniería aeroespacial: mientras que otras dietas van saltando por diferentes
fases en un esfuerzo a menudo estéril para perder peso, lo único que usted ha
de hacer (y por ello puede relajarse) para seguir esta dieta, es consumir de 2 a 3 cucharadas de aceite de
coco al día en su dieta.
Sin embargo, el aporte calórico que supone la ingesta de 2 ó
3 cucharadas de aceite de coco ronda en torno a los 220-332 calorías.
Como se puede observar, la ingesta de aceite de coco no debe ser tomada a la ligera, ya que trescientas calorías requieren de un ejercicio de salto de comba de media hora para ser gastadas, así que ¿cómo puede ser considerada la dieta del coco una forma de perder peso?
Y es que las personas con cierto exceso de peso saben que las dietas para bajar peso suelen ser modas que una vez pasadas, esperan un tiempo para salir del armario de nuevo, como un nuevo boom a la caza de nuevos ingenuos que quieran someterse a sus rigores, incluso adaptándose a sus necesidades particulares.
Porque como dice el refrán, cada uno obtiene lo que lleva dentro.
Sin embargo, ha sido evidenciado que el uso de aceite de coco produce este beneficio de poder comer sin engordar, y es altamente benéfico para su salud.
El perjuicio de las grasas trans:
Cuando usamos los aceites vegetales baratos, con un alto contenido en grasas trans, con la intención de ahorrar algo de dinero en la compra, es lógico que no se de un duro por su salud, y promover la pérdida de peso es una inversión, así que si no quiere tener que invertir el dinero en un banco de gimnasio gastándose así el dinero que se ahorró, deje de lado esos aceites.
Sin embargo, el aceite de coco, de todo el variado jardín de aceites vegetales de cocina con alto contenido en grasas trans, tiene un contenido totalmente diferente: contiene grasa saturada, que es mucho mejor que el aceite vegetal parcialmente hidrogenado (es decir, aceite refinado mediante la adición de hidrógeno a las grasas insaturadas).
Este aceite es el que se suele usar para la fabricación de la margarina, famosa alternativa (e insana) de la mantequilla.
En la composición del aceite de coco entran los
triglicéridos de cadena media, cuya absorción no requiere de un esfuerzo
energético por parte del cuerpo, ni para su uso inmediato ni para su
almacenamiento.
A pesar de suponer un riesgo para la salud en el
sentido de que puede dar lugar a un consumo inmoderado por estas causas, no es
así ya que el aceite de coco puro escapa de los peligros asociados a la alta
ingesta de grasas saturadas.
Y es que los triglicéridos de cadena media del aceite de
coco virgen han llamado la atención del mundo médico, pues pueden ser usados
para los pacientes que sufren síndromes de malabsorción; asimismo, los atletas
de resistencia y los culturistas se benefician de su uso ya que mejora su rendimiento
y el sobreconsumo calórico que sufren.
Hay otra alternativa alimenticia que contiene esta
composición de ácidos grasos: la leche de caballo, pero como es lógico, no está
tan disponible como el aceite de coco.
Aparte de ser la mejor fuente virgen, natural, de
triglicéridos de cadena media, también es la más factible de las disponibles,
ya que, como hemos comentado, la leche de caballo es un poco más complicada de
conseguir.
Y además, es un buen comienzo para introducir la reducción del
consumo de las grasas trans, nocivas para la salud.
Además de fortalecer el sistema inmunitario
gracias al alto contenido en vitamina E, que, además actúa como una barrera
protectora contra los efectos de la oxidación de los ácidos grasos, y frenar
los daños que la contaminación ambiental y los humos del tabaco puedan producir
en las células, también tiene un efecto anti-envejecimiento del cuerpo.
Aumenta la velocidad del metabolismo: los triglicéridos de cadena media del aceite de coco se metabolizan muy fácilmente, por lo que el cuerpo los usa más rápidamente para obtener la energía que necesita, sin tener que iniciar rutas metabólicas que requieren más tiempo.
Ello es especialmente favorable para los atletas de resistencia y los culturistas, por ejemplo, que tratan de aumentar su rendimiento deportivo gracias a un incremento de su rendimiento metabólico.
Aunque el aceite de
coco virgen ayuda a esquivar el impacto de comer grasas trans en exceso, muchas personas pueden verse afectadas si piensan en
aplicar la misma metodología con el resto de las grasas saturadas.
Demasiada
gente se golpea de frente hasta que al final se le abren los ojos y comprenden
que no es posible aplicar la misma metodología con todas las grasas saturadas.
Hemos de tener en cuenta que las recomendaciones
para el consumo de grasas saturadas de organismos como la American Heart Association se
refieren a las grasas saturadas que en general provienen de la hidrogenación de
ácidos grasos insaturados, que sí son perjudiciales.
Por ello, los límites impuestos como razonables por este
organismo, de no más de un 7% de las calorías diarias de una dieta de 200
calorías (es decir, unas 117 calorías), no son muy aplicables a los ácidos
grasos del aceite de coco.
Pues sus grasas saturadas, como hemos explicado, se
metabolizan de una forma diferente, y por ello, podemos tranquilamente pasar
por encima de estos límites.
Además, producen en nuestro cuerpo una serie
de beneficios, como la mejora de la salud cardiaca, aumento de resistencia
hepática a los daños ocasionados por la bebida y unas huesos sanos.
Además, el aceite de coco no es el único
subproducto que los cocos proporcionan para la salud en general.
Hay otros,
como el que le comentamos que también han llamado la atención de las personas
por su interés y utilidad para la dieta, la pérdida de agua y el ejercicio.
Nos
referimos a Coconut, algo así como una especie de gatorade, pero hecho a base
de agua de coco.
Se está constituyendo en el nuevo estándar de recuperación
tras el ejercicio, la bebida deportiva natural por excelencia.
Celebridades como Madonna y Rihanna se están encargando de
darla a conocer, así que si para ellas es útil, teniendo en cuenta el ritmo
desenfrenado que llevan, cuanto más para usted.
Así que no deje de hacer la prueba con el aceite de coco (y con el
agua de coco).
Lo peor que le puede pasar es que su salud se vea reforzada y
para ello el bolsillo no es excusa suficiente.