Basándose en el principio de la acidificación del cuerpo producido por la mayoría de los alimentos procesados que habitualmente consumimos (también la carne, el trigo y los azúcares refinados), y para contrarrestar estos efectos, surgió a la luz la dieta alcalina.

Su popularidad se incrementó exponencialmente cuando Victoria Beckham twitteó las excelencias de un libro de cocina para la dieta alcalina en el 2013.

Desde entonces, se ha popularizado extraordinariamente entre las celebridades de Hollywood que han propugnado su eficacia a la hora de perder peso, evitar problemas como la artritis e inclusive el cáncer.

Existe bastante controversia al respecto, y si bien es cierto que produce algunos resultados, estos no se deben a las razones que alega.

Recordemos que el pH es el parámetro que mide cuán ácido o básico es algo: siendo el 7 un pH neutro, cuanto menor sea más ácido es y cuanto mayor (hasta 14) más alcalino es. 

Nuestro estómago es muy ácido (menor o igual a 3,5), mientras que nuestra sangre es ligeramente alcalina (7,35 – 7,45), pero de una forma muy estable, lo que consigue mediante los cambios en el pH de la orina fundamentalmente.

Esta dieta pretende ayudar a que nuestra sangre permanezca establemente alcalina, pero eso es algo que nuestro cuerpo hará siempre que esté sano, de forma natural.

Es  un principio homeostático, por eso es un tanto dudosa la argumentación.

Y es que los alimentos que forman parte de esta dieta son tradicionalmente saludables en sí: mucha fruta y verdura, nada de azúcar, evitar el alcohol y los alimentos procesados.

Por otro lado, hay evidencia de que una dieta con pocos alimentos “acidificantes”, como las proteínas animales (carnes y lácteos y derivados), poco trigo (pan) y muchas verduras y frutas, ayuda a:

Evitar los cálculos renales, así como a mejorar la salud cardíaca y la función cerebral. Asimismo, parece reducir el riesgo de cáncer de colon y la diabetes tipo 2, pero siguen existiendo dudas.

Los defensores de la dieta alcalina argumentan que aunque los alimentos acidificantes producen una ligera reducción de la alcalinidad sanguínea tan sólo por poco tiempo, una continua reiteración de dicha agresión culminará en una acidez permanente.

Para llevar a cabo correctamente esta dieta deberemos sacrificar gran parte de nuestros hábitos alimenticios, ya que, como hemos visto, una gran cantidad de los productos usualmente consumidos están fuera de los permitidos.

Por lo que requiere un serio esfuerzo llevar a cabo correctamente esta dieta. 

Y habrá de aprender a preparar y a cocinar sus comidas usando alimentos frescos.

Eso sí, no es requerida la realización de ningún ejercicio físico para que produzca los resultados que promete.

Están proscritos de esta dieta todos los lácteos, la carne, la mayoría de los granos, los huevos y alimentos procesados, así como los aperitivos enlatados y alimentos envasados. Asimismo, están prohibidos el alcohol y la cafeína, según la mayoría de los textos especializados.

En cuanto a los alimentos que se promueven se encuentran la mayoría de los vegetales y frutas, la soja y el tofu, las semillas y las legumbres y sólo algunos tipos de frutos secos.

Dado que es una dieta predominantemente vegetariana, para ellos no representa ningún problema. Incluso los veganos pueden incorporarla, ya que los lácteos también están fuera. 

También es idónea para los que tienen problemas con el gluten pues se excluye el trigo de la misma. 

Es apta también para aquéllos que tienen algunas alergias alimentarias, ya que proscribe la mayoría de los alimentos que las producen: leche, maíz, huevos, pescados, mariscos, nueces. 

Asimismo, es buena para los que quieren evitar las grasas y el azúcar.