Si bien
durante los últimos años la mantequilla (la verdadera, no la margarina o algún
otro sustituto) ha sido injustamente acusada de ser la causante de problemas
como enfermedades cardíacas y obesidad, ¡últimamente se ha descubierto que
puede de hecho ser un "alimento saludable" que puede transformar
comidas aburridas en verdaderas obras de arte! Te proporcionamos a
continuación, algunas evidencias que apoyan esto (¡aparte del
hecho de que
por sí misma es deliciosa!)
Mucho de lo “malo” que se ha dicho sobre las grasas saturadas ha estado
basado sobre investigaciones incorrectas que nunca pudieron probar que
provocaban algún daño. De hecho, estudios recientes sugieren que no existe
ninguna asociación entre este tipo de grasas y los padecimientos
cardiovasculares. De hecho, estas grasas incrementan los niveles de colesterol
“bueno” (HDL o de alta densidad) y transforman el de tipo LDL (de baja
densidad) de uno pequeño y denso (el cual es muy malo) a un LDL de mayor
tamaño, el cual es benigno. Por si esto fuera poco, la mantequilla cuenta con
una buena cantidad de grasas de cadena corta y media, las cuales se metabolizan
de manera diferente en comparación con otros tipos de grasa, ¡proporcionando
una mayor sensación de saciedad y aumentando la capacidad para quemar grasas!
La mantequilla cuenta con este tipo de vitaminas, entre las que se
encuentran la A, la E y la K2. No vamos a hablar mucho de las dos primeras,
puesto que lo más probable es que ya estés recibiendo suficiente de ellas si
consumes alimentos de fuentes tanto animales como vegetales dentro de un
régimen alimenticio saludable. Sin embargo, sí es necesario abundar un poco más
sobre la vitamina K2, que es poco conocida por la mayoría de las personas y
bastante rara en las dietas modernas. Esta vitamina puede tener efectos de gran
alcance sobre la salud, ya que está estrechamente involucrada en el metabolismo
del calcio, y una baja ingesta de ella se ha asociado con varias enfermedades
graves, entre las que podemos mencionar las de tipo cardiovascular,
osteoporosis y cáncer. Un alimento particularmente rico en vitamina K2 son los
productos lácteos provenientes de vacas alimentadas con pasto.
Las guías de nutrición convencionales suelen ser, en muchas ocasiones,
contraproducentes, teniendo un efecto contrario de aquel que pretenden. Un buen
ejemplo de esto es la recomendación de sustituir la mantequilla con
margarina... algo que, durante mucho tiempo, nuestras queridas autoridades nos
han estado diciendo que debemos hacer. ¿Y qué ha sucedido? Hemos sustituido la
mantequilla, un alimento saludable en sí mismo, con algo que contiene grasas
trans altamente procesadas, las cuales son completamente tóxicas y ocasionan
todo tipo de enfermedades.
En un estudio realizado en 1997, se examinaron los efectos de la mantequilla
y la margarina sobre las enfermedades cardiovasculares. Aquí se demostró que la
margarina aumentó de forma significativa el riesgo para este tipo de
enfermedades, mientras que la mantequilla no tuvo ningún efecto. Otro estudio
reveló que el consumo de lácteos con alto contenido en grasa (y en especial
aquellos procedentes de animales alimentados con pasto) reduce el riesgo de
enfermedades del corazón nada menos que en un 69%, muy probablemente debido a
un aumento de la ingesta de vitamina K2 mencionada anteriormente.
Este ácido graso tiene efectos sobre el metabolismo y de hecho se
comercializa como un suplemento para bajar de peso. Se ha demostrado que el ALC
tiene propiedades anti-cáncer, así como que
reduce el porcentaje de grasa
corporal en los seres humanos.
Este ácido graso es creado cuando las bacterias presentes en el colon
entran en contacto con la fibra consumida en la alimentación. Esta es una de
las principales razones por las que la fibra tiene tantos beneficios para la
salud. Sin embargo, hay otra buena fuente de butirato: sí, adivinaste: ¡la
mantequilla! Alrededor del 3 – 4 % de
ella es butirato. En experimentos realizados en ratas, la administración de
suplementos de esta sustancia evita el aumento de peso al estar en un régimen
alimenticio poco saludable, aumentando el gasto de energía y reduciendo la
ingesta de alimentos. También mejora la función de las mitocondrias y reduce
los niveles tanto de insulina como de triglicéridos en ayunas. En el caso de
los seres humanos, el butirato ha demostrado tener efectos anti-inflamatorios,
así como de tipo protector sobre el sistema digestivo.
Una recomendación que escuchamos o leemos frecuentemente por parte de los
expertos en salud y/o nutrición es elegir productos lácteos bajos en grasa. De
esa manera, es posible obtener el calcio que necesitamos sin todas esas grasas
y calorías “perjudiciales”. Sin embargo, a pesar del mayor contenido calórico, ¡el
consumo de productos lácteos con alto contenido en grasa no está asociada con
la obesidad! De hecho, en 2012 apareció un nuevo trabajo de investigación que
examinó los efectos del consumo de productos lácteos con alto contenido graso
sobre la obesidad, las enfermedades cardiovasculares y otros trastornos de tipo
metabólico. Aquí, se descubrió que los productos lácteos con alto contenido
graso no aumentaron el riesgo de padecer enfermedades metabólicas y de hecho
estuvieron asociados con una reducción significativa en el riesgo de obesidad.
Tomando todo esto en cuenta, ¿qué esperas para comenzar a incluir mantequilla
en tu dieta?...