Si olvidaste todo lo que aprendiste para comer mejor, o decidiste saltarte otra vez la hora de gimnasio, no te preocupes: no necesitas un gran poder de voluntad ni hacer una promesa para volver a llevar un estilo de vida más sano. Sólo necesitas algún recordatorio que te permita mantener de manera sencilla los buenos hábitos.

Una alarma, un mensaje de texto, una pequeña nota escrita… estos recursos son excelentes para que, a una hora determinada, te recuerden que tienes algo por hacer. Por ejemplo, si te has propuesto salir a caminar por las mañanas, deja las zapatillas al lado de la cama todas las noches. Serán lo primero que veas cuando te levantes. ¡Sólo necesitarás calzarte y salir!

Otro caso es que, si quieres acostumbrarte a tomar más agua, programa una alarma que suene cada dos horas para volver a llenar tu vaso. Lo mismo, si vas a usar la cinta de caminar en casa, coloca un temporizador con luz cerca de ella para que te lo recuerde a cierta hora del día. O aprovecha que abres la puerta de tu casa para buscar al perro y jugar con él un rato.

Por otra parte, si deseas comenzar a hacer ejercicios de estiramiento antes de acostarte, conecta esta costumbre con el hábito de cepillarte los dientes. Si recuerdas que debes estirar mientras te estás lavando los dientes, lograrás hacerlo cada noche casi en forma automática. A la hora de la comida, intenta este divertido recurso: ata un lazo con mucho color a la puerta de la nevera para recordarte que no debes elegir alimentos poco saludables. 

De la misma manera, ata otro en el control de la TV para reducir las horas que pasas frente al televisor.

Un ancla es una especie de conexión que estableces entre un estímulo y un pensamiento. Es decir que algo que tocas, oyes, ves, sientes o saboreas provoca en ti una respuesta automática. Por ejemplo, escuchar el murmullo de una mecedora puede darte sueño porque te recuerda a cuando tus padres te mecían para dormirte cuando eras bebé.

De todas maneras, los anclajes no tienen por qué ser siempre inconscientes. Puedes crear uno intencionalmente para despertar un sentimiento o motivación en particular. Así, aprovecharás las anclas para incorporar los hábitos saludables, además haciendo menos esfuerzo en recordarlos.

Un ejemplo: estás escuchando música mientras usas la cinta de caminar. Hay una canción que te llena de energía; utilízala para crear a partir de ahora un sentimiento de fuerza y ganas de entrenar. Cada vez que la oigas te sentirás estimulada y plena. Otro caso de anclaje es oír un susurro, un murmullo o repetir un mantra. Puedes emplear estos sonidos tranquilos para relajarte.

La implementación de un ancla es un recurso muy personal: a algunos les funciona usar un anillo o pulsera que los conecta a una sensación agradable o a un recuerdo feliz. De esta manera puedes volver a sentirte tan plena y fuerte como en ese momento. Siempre que necesites que esos sentimientos positivos vuelvan (para tener ganas de entrenar, estar de buen humor, comer sanamente) puedes valerte del poder de los anclajes.