Cuando intentamos llevar a cabo una dieta para perder peso, no es difícil que más tarde o más temprano terminemos abandonándola debido a todos los sacrificios y esfuerzos que muchas veces supone. 

No es ni fácil ni divertido llevar una dieta.

Por eso, si queremos que de alguna forma podamos conseguir nuestro objetivo de perder unos cuantos kilos sin temor de que no podamos finalizar la dieta, vamos a contaros una serie de trucos.

Con ellos, casi sin darnos cuenta, lograremos alcanzar la pérdida de peso que necesitamos. 

Los hemos dividido en siete puntos que podremos llevar a cabo sin complicaciones y con los que comeremos menos a lo largo del día.

Puede parecernos una tontería, y muchos dicen que no funciona, pero muchas experiencias demuestran lo contrario. 

Y es que cuando nuestros platos son grandes, lo que cabe en ellos es mucho, y es normal que tendamos a ocupar casi toda su capacidad. 

Es algo que siempre sucederá, por eso si el plato es más pequeño, aunque nuestro comportamiento no variará, la cantidad neta será mucho menor.

Por lo que, casi sin darnos cuenta, la cantidad de lo que comeremos será inferior, y casi sin esfuerzo, veremos cómo con el tiempo vamos perdiendo perímetro de nuestra cintura.

El simple efecto mecánico del líquido en el estómago es el responsable de que el agua, o algún jugo, bebido antes de hace cualquier comida, e incluso en muchos momentos a lo largo del día, produzca un efecto saciante.

Y esto es algo que, una vez que estemos comiendo, también se percibe, ya que sentimos más rápidamente que nos encontramos llenos. 

Eso sí, evitemos los refrescos y todas aquéllas bebidas que contengan azúcares y excitantes que pudieran contener calorías gratuitas que nuestro cuerpo no necesita para nada.

Lo más aconsejable sería beber agua con limón, sin nada más, ya que además, ayuda a combatir las náuseas.

Aunque suene grotesco o tonto, hay evidencias conseguidas y publicadas en la revista de Investigación del Consumidor que aseguran que cuando comemos con un cubierto (tenedor) más grande del habitual, tendemos a comer menos alimentos: 

Creemos que estamos comiendo más, lo que genera señales a nuestro cerebro que nos inducen a “sentir” una más rápida saciedad, con lo que, finalmente, comemos menos.

Otro de los trucos que puede parecer un tanto banal. 

Sin embargo, psicólogos de la Universidad del Sur de California demostraron que:

Sea que estemos comiendo un bocadillo, o palomitas de maíz (fue lo que se usó en el experimento) o su comida favorita, si usa la mano no dominante (la zurda si es usted diestro, la diestra si es usted zurdo), la cantidad de comida que usted consumirá será menor.

Ya nos decía nuestra madre: “¡niño, deja el tebeo mientras comes!”. 

Detrás de ese principio de educación básico, como han demostrado diversos estudios, hay un principio nutricional elemental: cuando estamos distraídos, tendemos a comer más de lo necesario. 

En este caso, suele ser la televisión la que produce esa distracción, así que cuando comamos, no veamos la televisión: debemos romper ese hábito inmediatamente si es que queremos limitar el aumento de peso. 

Igualmente sucede si estamos jugando con consolas o usando el computador.

Uno de los trucos que puede emplear para comer menos se encuentra en el chicle sin azúcar: los ingredientes del chicle pueden hacer que nuestros antojos decaigan y nos ayudará a quitarnos una merienda de nuestra comida, al menos. 

Y cuando estemos delante de alguien que se está zampando toda una bandeja de comida chatarra a base de papas fritas, helados y otras más, si quiere mantenerse firme, ayúdese con un chicle (o media docena, pero sin azúcar) y esto le ayudará a superar esos antojos.

Esto es una regla de oro: cuanto más despacio comemos, con menos cantidad de comida alcanzamos el tiempo en que el cerebro determina que estamos saciados: 

Los receptores del estómago envían sus señales a una velocidad.

Si comemos muy rápido, el estómago se llena antes de que éste envíe sus señales al cerebro y él determine que paremos, con lo que habremos comido mucho más de lo que necesitamos.

Pero si comemos despacio, esas señales cumplen su papel y paramos de comer a tiempo. 

Con esta sencilla norma, le garantizamos que perderá algunos kilos. 

Además, disfrutaremos más de la comida y sus sabores.

Así, sin demasiadas complicaciones, podemos darnos cuenta de que la cantidad de lo que comemos se reducirá en gran manera,  y sin los agobios de una dieta, con sus restricciones, iremos logrando poco a poco, recuperar nuestra silueta.