En la mayor parte de los hogares hay una báscula. Muchas personas están convencidas de que checar su peso corporal con regularidad es bueno para saber si mantienen la línea. No obstante, regirse únicamente por el número que indica este aparato es un gran error para quienes están tratando de bajar de peso. De hecho la obsesión por la báscula puede afectar la salud y arruinar la auto-imagen.

Quienes acuden al nutricionista están especialmente preocupados por la cifra específica que muestra la escala. Si el número deseado no aparece, se sienten defraudados, comienzan a juzgarse duramente a sí mismos por su cuerpo y sus vidas, incluso llegando a odiarse. Esto sucede sobre todo en las mujeres; en los varones el sentimiento es más frustrante cuando no ven en el espejo los músculos desarrollados como desearían.

Algunas personas se suben a la balanza todos los días como un recurso motivador, para medir el éxito al comenzar un nuevo plan de entrenamiento o un diario de adelgazamiento. Sin embargo, en la mayor parte de los casos pesarse todos los días es un ritual con efectos negativos. Hace que los individuos midan su valor y su capacidad según el número de la báscula, en vez de concentrarse en lo que realmente importa: la salud.

Por otra parte, nunca es divertido sentirse controlado por un número. Y el peso muchas veces condiciona nuestros actos, condicionando qué comemos y cómo actuamos. Por ejemplo, puede suceder que alguien decida no ir a una fiesta porque pesa 2 kilos más de lo que debía pesar esa semana. Incluso ciertas mujeres compran vestidos dos tallas menores a la normal y se plantean la meta de entrar en ellos. 

• Pensar en el presente: sucede que quienes tratan de bajar kilos tienden a vivir en el futuro, pensando que van a poder calzarse un jean de tal o cual talle cuando hayan perdido una determinada cantidad de kilos o se van a sentir más felices recién cuando pesen tal cifra. Estos pensamientos encierran a las personas en un patrón que los condiciona a estar bien solamente cuando el número deseado aparezca en la escala.
  
  
• Plantearse objetivos realistas: las personas que se obligan a sí mismas a alcanzar tal número en la báscula puede que no estén teniendo en cuenta su edad, su metabolismo, el estado de sus hormonas, si han tenido hijos o no… Todos estos factores alteran el peso corporal, y hay que tenerlos en cuenta para no atenerse a un objetivo inalcanzable.
  
  
• Dejar la báscula fuera de vista: para no caer en la tentación de pesarse todos los días, es bueno colocar la escala en un lugar donde no se la esté viendo todo el tiempo. Midiendo los kilos diariamente es fácil sentirse desmotivado y pensar que los esfuerzos para adelgazar son en vano.
  
  
• Llenarse de sentimientos positivos: no hay que olvidarse de vivir una vida de verdad haciendo conexiones con otras personas, aceptándose a sí mismo, preservando la salud y divirtiéndose. Comer sanamente, hacer ejercicio, jugar, reír y socializar con los demás configuran un estilo de vida feliz y lejos del control pernicioso de la balanza.