Casi todos nosotros hemos
tenido más de un problema cuando se trata de evitar comer algo que
nos apetece enormemente, o cuando tenemos delante algo terriblemente
apetitoso. No es inusual que hayamos iniciado y tal vez, hasta
culminado, más de uno y más de dos programas de dietas para perder
peso, pero el éxito, o ha sido nulo, o ha durado poco, y es que
nuestro apetito puede llegar a ser mucho más fuerte que nuestra
voluntad.
Más de una vez nos ha
pasado que hemos comido, inclusive después de haber terminado de
comer, no porque tuviésemos hambre, sino por el ansia de comer de
nuevo. Y más de una vez hemos comido, incluso sin que podamos meter
más en nuestro estómago, porque hemos visto algún plato de comida
que se veía delicioso, o porque nos llegó un olorcillo maravilloso
que inmediatamente nos hizo salivar de apetito. Pero
desgraciadamente, esta conducta es totalmente contraria a cualquier
programa de dieta, así nunca lograremos perder peso, o en todo caso,
mantenernos en nuestro peso tan arduamente logrado.
Si usted es uno de esos
cuyo gran apetito le hace ir comiendo todo lo que le apetece, pero
quiere perder peso, le vamos a mostrar a través de una serie de
trucos, cómo luchar y sobre todo, cómo vencer, ese hambre
psicológica, ya que se trata de eso, realmente.
Si usted suele ser de los
de grandes apetitos caprichosos, si todo le apetece porque realmente
le gusta comer, ha de mantenerse alejado de la tentación. Eso es
difícil, lo sabemos, pero realmente es imprescindible. Por ejemplo,
cuando vamos al supermercado, no podemos llenar el carrito con una
gran cantidad de alimentos, porque al llegar a casa, nos lo iremos
comiendo todo. Hemos de elegir cuidadosamente los alimentos que
realmente necesitamos; además hemos de leer las etiquetas y elegir
sólo los productos bajos en calorías y en grasas. Con ello nuestro
proceso de pérdida de peso se irá afianzando.
Es otro de los métodos
fundamentales a la hora de enfrentarnos con nuestra hambre
psicológica: reducir el tamaño de nuestras raciones. Si siente un
hambre voraz, ha de hacer, de todas formas, el esfuerzo de comer
sólo una vez (en la comida del día correspondiente, no una vez al
día) pero con un tamaño de ración mucho menor al habitual en
usted.
Es realmente difícil controlar el hambre cuando realmente se
tiene hambre, cuando no es un mero apetito caprichoso, pero esto es
básico para tener éxito en nuestro programa de pérdida de peso. Es
imprescindible que lo vaya probando.
Cuando sintamos la
necesidad imperiosa de comer dulce, por ejemplo, podemos sustituir
las galletas de chocolate, por suponer alguno, que son ciertamente
ricas en calorías, por algún helado de frutas light y sin relleno.
Otra opción: nos apetece mucho la mayonesa en nuestra comida:
sustituyámosla por una mezcla hecha con yogur desnatado con una
cucharadita de aceite de oliva, sal, pimienta y ajo: es una salsa
deliciosa para la ensalada o para carne asada, por ejemplo.
También se puede
añadir, por ejemplo, un poco de mostaza en los entrantes, así engaña
a su apetito y calma su hambre psicológica de una forma muy
saludable.
Es uno de los peores
momentos que habremos de afrontar: cuando salimos por ahí a comer
con los amigos: ellos se pedirán, sin compasión, pizzas, papas
fritas y otras comidas pesadas y ricas en calorías, en sabores, y en
grasas. Pero hemos de ser tenaces: pediremos ensaladas, carnes
asadas, verduras, sopas ligeras, etc. Todo ello supone un gran
esfuerzo cuando tenemos, realmente, no solamente hambre, sino
cuando, además, hemos de luchar contra lo que nos apetece. Pero
hemos de ir entrenándonos, o no lo lograremos.
Si su hambre psicológica
es demasiado fuerte, puede intentar, si cree que lo puede lograr,
comer algo de su comida favorita, pero a condición de que sea sólo
una pequeñita cantidad. Así calmaremos un tanto nuestra ansiedad y
nuestro apetito, y nuestro peso no estará en peligro.
Si hemos incurrido en el
error de engañar a nuestro programa de pérdida de peso y hemos
comido algo que nuestro apetito nos ha hecho imposible resistir,
entonces habremos de equilibrar el exceso de calorías, con algo de
ejercicio. Si ya lo estamos haciendo diariamente (lo que es,
obviamente, mejor), en ese caso, hemos de incrementar la dificultad o
la duración de los ejercicios. Pero si nunca los hace, es el momento
de empezar, de esa forma, usted quemará esas calorías de más y
logrará continuar con su programa de pérdida de peso.