Son tantas las afirmaciones publicitarias de pérdida rápida de peso que ya no sabemos cuáles son las que realmente funcionan.

Y cuáles son una patraña embaucadora que sólo busca sacarnos el dinero con promesas fáciles e incumplibles, pero maravillosamente disimuladas: “¡coma lo que usted quiera y aun así pierda peso!, ¡pierda 10 libras (4,5 kgs) en diez días!, ¡baje una talla en un día!”.

Afirmaciones de esta presunción son habitualmente creídas por grandes cantidades de personas que llegan a gastar treinta y tres mil millones de  dólares al año en este tipo de “productos”.

Pero, ¿son realmente eficaces estos productos?, y ¿son seguros?, y lo más importante: ¿cuáles son los riesgos de lograr lo que prometen, esto es, perder peso en gran cantidad y rápidamente?

Pero antes de entrar en analizar las consecuencias fisiológicas de esto, veamos algunas de las variedades disponibles en el mercado y sus categorías

Píldoras de la dieta y suplementos

Son innumerables los productos que dicen actuar acelerando la pérdida de peso, lo que logran, según cuentan, bloqueando la absorción de nutrientes (nada recomendable), aumentando el metabolismo o aumentando la quema de grasa.

Cremas y dispositivos mágicos

Aquí cabe todo, ya que no hay límite a la credulidad y a la fantasía del ser humano para elaborar sustancias que dicen tener esa capacidad. 

Lo peligroso es que la mayoría lo hacen dejando de lado cualquier dieta o ejercicio, con lo que como podremos comprender, sus resultados, si es que los tienen, pueden ser muy peligrosos y sobre todo efímeros.

Dietas de hambre

Existen variaciones de este tipo de dieta desde la década de los 50 del siglo pasado, y no solamente prometen, a menudo, una pérdida rápida de peso, también aseguran una rápida desintoxicación por medio de limpiezas de colon y enemas.

La base de estas “maestras de la limpieza” se halla en grandes cantidades de agua, jugos de limón, jarabe de arce y alimentos muy picantes como la cayena o el chile, que es por ejemplo, una de las más populares gracias a Beyoncé.

Dietas muy bajas en calorías (VLCDs)

Este sí es un método de pérdida rápida de peso que se ha testado y comprobado su eficacia, gracias a la supervisión médica que implica.

Sin embargo, hay que decir que la mayor parte de lo que se conoce sobre este tipo de dieta proviene de datos suministrados por las personas que las han seguido. 

Y como la FDA no regula la comercialización de los suplementos dietéticos, en la práctica se puede vender lo que sea bajo esta rúbrica. 

Sin embargo, científicamente sólo se han determinado dos tipos de dietas que demuestran una pérdida real de peso: las dietas muy bajas en calorías y las cirugías de pérdida de peso.

Existe un medicamento, el Orlistat, que pertenece a los inhibidores de las lipasas (enzimas que digieren la grasa). 

Actúa evitando que algunas de las grasas de los alimentos consumidos se absorban en los intestinos, siendo luego eliminadas en las heces (Fuente: medline+) 

Es importante que se tome solo bajo supervisión médica, pues puede tener efectos adversos muy inconvenientes, ademas de ocasionar alguna deficiencia de vitaminas liposolubles (que se encuentran en la grasa).

Así que finalmente, como demuestran los datos, lo que realmente quema la grasa no es un suplemento mágico, sino la drástica reducción de ingesta calórica, con un programa simultáneo de ejercicios adecuado, aunado a un factor de ayuda que aumenta la efectividad de este programa.

En general, la mayoría de los que buscan una pérdida rápida de peso, lo hacen sin asesoramiento, y por su cuenta y riesgo, y casi siempre tienen en mente un objetivo concreto y rápido: entrar en el traje para una boda, o tal vez la próxima temporada de playa.

Por eso, escuchan las promesas falaces de muchos mercaderes de felicidad, cosa que pocas veces surte eficacia.

Sin embargo, esta pérdida rauda de peso puede ser muy dañina si no se practica y supervisa correctamente.

Las dietas muy bajas en calorías se consideran una opción de pérdida de peso arriesgada para las personas obesas que quieren bajar de peso rápidamente, pues obligan al cuerpo a adaptarse metabólicamente. Pero estos programas de pérdida de peso, son dietas médicas supervisadas, de varias semanas de duración, que aunque son caras, son nutrimentalmente equilibradas. Con ellas se puede lograr una pérdida de peso de entre un 15 y un 25% en unas 12 semanas. 

Sin embargo, cuando termina la dieta, muchos regresan a su peso anterior, por lo que hay expertos que recomiendan un programa más lento pero más sostenido.

Una pérdida de peso rápida crea una serie de exigencias en el cuerpo que tienen unos riesgos concretos. Veámoslos:

• Deshidratación: lo que debe ser evitado ingiriendo mucho líquido
• Desnutrición: se debe a que no se comen suficientes proteínas y otras vitaminas durante la “dieta milagro”
• Cálculos biliares: se producen en alrededor del 12 – 25% de las personas que pierden grandes cantidades de peso en varios meses.
• Irritabilidad, fatiga y mareos.
• Fuertes dolores de cabeza
• Desequilibrios electrolíticos: esto es más serio y puede ocasionar severos problemas, aunque raramente mortales
• Estreñimiento e irregularidades menstruales
• Pérdida de masa muscular y caída de cabello.

Con el tiempo, una pérdida rápida de peso no es duradera y el tiempo invertido, a corto plazo se pierde. Además, una dieta con pocas proteínas es demasiado arriesgada.