La gran cantidad de nutrientes que proporcionan las semillas de calabaza es tan elevada, que nos atrevemos a aconsejarles que las consuman siempre que puedan como parte de una colación saludable.

Y es que su riqueza en aminoácidos, minerales como el manganeso, magnesio, calcio, el fósforo, hierro, cobre, zinc, o el potasio, y su rica composición en ácidos grasos insaturados, y vitaminas, sobre todo del complejo B, pero también C, D, E, K y niacina, así como beta carotenos (precursores dela vitamina A) es tal, que hacen de estas semillas un alimento que deberíamos tener siempre a mano.

La cantidad de proteína por cada 30 g de estas es de unos 9 g.

Otra de las riquezas importantes y enormemente saludables de las pepitas de calabaza, está en la grasa mono insaturado que posee, cuyo efecto sobre la inhibición de la multiplicación de las células en próstata, a partir del estímulo de la DHT (producto de la conversión de la testosterona), está demostrado.

Otras sustancias presentes, como los ácidos grasos omega 3, parecen, también, estar implicados en beneficios para la próstata y en la salud cardiovascular, entre otras..

Una razón más para que los varones coman semillas de calabaza, es que su riqueza en zinc tiene un efecto beneficioso sobre la densidad mineral ósea.

Y aunque la osteoporosis se da raramente en ellos, y es más frecuente en mujeres, en hombres de mucha edad puede aparecer, y de hecho, supone la causa del 30% de fracturas de cadera en varones muy longevos. 

Además, su elevado contenido en zinc se añade  a sus propiedades  protectoras para la próstata. 

Por si fuera poco, las semillas de calabaza tienen unas increíbles propiedades antiinflamatorias.

Otra de las grandes ventajas es su riqueza en carotenoides, que los investigadores han relacionado con un menor riesgo de hiperplasia prostática (agrandamiento de la próstata), si están presentes en elevada cantidad en sus dietas.

Asimismo, se ha demostrado la capacidad de las semillas de calabaza para actuar como protectoras hepáticas, como aparece publicado en un estudio de la revista Foof Chemistry and Toxicology del año 2008.

En una muestra de ratones alimentados con dichas semillas junto a semillas de lino, se pudo constatar que los parámetros lipídicos se redujeron apreciablemente en comparación con el grupo control. 

La composición plasmática y hepática de ácidos grasos se caracterizó por un incremento de los ácidos linolénico y linoleico, así como de ácidos monoinsaturados y una reducción evidente de los ácidos grasos esteáricos. 

Se pudo observar también una reducción de las toxinas plasmáticas y hepáticas y mejoró ostensiblemente, la eficacia de los sistemas antioxidantes de defensa.

Otras sustancias de indudables beneficios para nuestro organismo, que se hallan presentes en cantidades significativas en las semillas de calabaza, son los fitosteroles, compuestos bioquímicos presentes en plantas, con estructura parecida al colesterol animal, y cuya ingesta produce una reducción del colesterol.

Además, producen una mejoría de la respuesta inmunitaria y pueden ejercer una acción activa en la reducción del riesgo de determinados tipos de cáncer.

Son los terceros en orden de importancia en cuanto a la cuantía de fitosteroles, después de los pistachos y las semillas de girasol.

Cuando se extrae el aceite de las semillas, éste contiene una relación excelente entre ácidos grasos omega 3 y omega 6, algo fundamental para la función de las células, así como para su oxigenación. 

Y es una de las razones por las que su consumo produce un pelo brillante, una piel clara y un elevado índice de energía en nuestro cuerpo.

Por lo antedicho, se puede comprender que su consumo es uno de los más benéficos de entre las semillas, y entre los alimentos en general, así que si tenemos la oportunidad, aprovechemos.