Perder peso no es algo que, con sólo seguir cualquier programa de dieta que se nos ponga al alcance de la mano, vayamos a lograr así sin más. 

Muchas veces estos programas no son correctos nutricionalmente, y cuando lo son, hay procesos fisiológicos que pudieran hacernos creer que no estamos perdiendo peso: 

Nos hastiamos y, además, empezamos a rechazar ciertos tipos de comidas que la dieta nos impone. 

Y puede haber más razones que finalmente, den al traste con nuestro deseo de perder peso y simplemente nos conformemos, con los riesgos de salud que eso puede implicar.

Lo que no sabemos, es que son una serie de errores que no consideramos como tal, los que finalmente anulan totalmente la eficacia de cualquier dieta. 

Vamos a explicaros cuáles son:

No nos damos cuenta de que una sola lata de soda contiene 150 calorías, la mayoría de las cuales provienen de un contenido de hasta 15 cucharaditas de azúcar. 

Y así, sólo con una lata, en 23 días podemos haber ganado 500 gramos de peso. 

Bebamos agua, pues, o bebidas sin calorías.

Debido a las grades limitaciones calóricas y nutricionales que imponen este tipo de dietas, que nos obligan a casi no comer, dan lugar a dos grandes dificultades o desventajas para lograr nuestra meta de adelgazar:

Suelen ser imposibles de continuar, a largo plazo, por lo que se las abandona y reactivamente volvemos a nuestros poco saludables hábitos, y además, contienen tan pocas calorías, que es muy fácil que sucumbamos a los antojos. 

Evitémoslas.

Cuando bajamos peso más rápidamente que lo ideal, que es de medio kilo a un kilo a la semana, es muy probable que la pérdida esté proviniendo del músculo y del agua que tengamos acumulada, ya que la grasa tarda mucho más en quemarse. 

Esto puede ocasionar trastornos metabólicos y, sobre todo, cuando finalizamos la “fantástica dieta”, recuperaremos de nuevo el peso perdido, e incluso más, y a lo mejor, no precisamente de músculo…

Es un craso error que se divulga demasiado, que los carbohidratos son veneno para las dietas.

En primer lugar, porque son imprescindibles para que nuestro cerebro, por ejemplo, funcione.

En segundo lugar, porque hay dos tipos básicos, desde el punto de vista alimenticio, de carbohidratos: procesados o refinados, y naturales. 

Los primeros los encontramos en los dulces, los refrescos, el pan blanco y bollería en general, y contienen mucha azúcar y pocas calorías útiles. 

Los segundos los encontramos en los granos enteros, por ejemplo, y buena parte de los carbohidratos que contienen son fibras, que crean efecto masa y no se absorben, con lo que son geniales para la dieta. 

El resto, son carbohidratos de asimilación más lenta, cuyo efecto final es que disponemos durante más tiempo de energía, y comemos menos.

Cuando dejamos de hacer alguna comida importante en el día, esto sólo produce caídas de los niveles de azúcar en sangre, con lo que nos sentiremos mucho más hambrientos y tenderemos a comer mucho más, más tarde a lo largo del día.

Así que no se prive de comer, sino que aumente el número de raciones a cinco o seis comidas pequeñas a todo lo largo del día.

Y verá que a largo plazo come menos, porque sentirá menos hambre y tendrá menos tentaciones de permitirse antojos.

Cuando no nos organizamos convenientemente, corremos el riesgo de atravesar momentos en el día en que no podemos salir a comer adecuadamente.

Con lo que terminamos comiendo cualquier cosa de la máquina expendedora, o bien, pidiendo comida rápida para comer en casa, porque la nevera está vacía. 

Así que si está pretendiendo bajar de peso, esto es totalmente contraproducente. 

Diseñe un menú para la semana, y deje preparado todo lo posible, y llene su despensa con comestibles saludables. 

Tenga en su lugar de trabajo  pequeñas porciones de frutos secos y cualquier otro alimento saludable. 

Planifique también un tiempo diario para el ejercicio, por ejemplo, en cuanto nos levantamos por la mañana, o bien después de llegar del trabajo. 

Así evitaremos tener que improvisar, razón por la cual es más difícil perder peso.

Hay pocos que aguanten una dieta de todo o nada, con supresión total de los alimentos que más nos gustan, sean hidratos de carbono o grasas. 

Tenemos que ser algo indulgentes y permitirnos alguna pequeña licencia cada pocos días, eso sí, sin atiborrarnos y recuperar en una sola sesión los dos kilos que hemos perdido en la semana anterior. 

Pero en una pequeña medida, nos dará fuerza psicológica para continuar con las restricciones del plan el resto de la semana.

No existe ningún remedio mágico que elimine los kilos que nos sobran sin más. 

Incluso los suministrados por los médicos, han de integrarse en un plan dietético que incluya una alimentación saludable y ejercicio. 

Cuando dejamos caer todo el peso de nuestro adelgazamiento en un “producto mágico”, por muy eficaz que sea, estamos abocados al fracaso. 

Incluso aun cuando pierda peso, esto será algo breve, si es que no hay un cambio paralelo de estilo de vida y de alimentación.

Una de las razones que más nos hacen comer fuera del hambre, es el estado emocional: 

Cuando estamos estresados, tristes o aburridos, tendemos a comer para tratar de cambias ese estado emocional. 

Pero si hacemos eso, echamos por la borda cualquier dieta. 

Así que hemos de encontrar otras formas de recuperar un correcto estado emocional: 

En vez de agarrar un par de donuts, o una bolsa de papas fritas, salga a dar un paseo, dése un buen baño con agua caliente, o salga a pasear con su perro y juegue con él.

El efecto metabólico de comer insuficientemente es que nuestro cuerpo entra en “modo ahorro”, ya que necesita las calorías para seguir funcionando.

Pero al no entrar las suficientes, el metabolismo se enlentece mucho, con lo que el ritmo de pérdida de grasa se reduce drásticamente. 

Aunque a la larga esto da lugar a una pérdida de peso, es más bien una desnutrición con consecuencias metabólicas severas. 

No deje de ingerir al menos 1200 calorías diarias, si no su cuerpo lo tomará como inanición y comenzará a usar energía de otras partes, como las proteínas acumuladas en los músculos, ocasionando daños difíciles de recuperar.

Si sigue estos consejos, seguro que cualquier dieta razonable le dará los resultados que busca.