- 500 gr. de harina de trigo (podemos usarla integral).
- 30 gr. de levadura prensada o de panadería.
- 1 cucharadita de sal marina sin refinar.
- 1 vaso de agua templada.
- 1 cucharada sopera de aceite de oliva (podemos usar también el que tengamos).
Amasar todos los ingredientes juntos hasta lograr una masa fina y homogénea. Es importante que tanto nuestras manos como la superficie sobre la cual estemos amasando esté siempre harinada para que no se pegue la masa).
Dividiremos la masa o bola resultante en bolas de unos 50 gramos. Las volvemos a amasar un poco cada una y las dejamos reposar unos 30 minutos.
Aplastaremos y estiraremos cada bola hasta conseguir una tortilla o tortita redonda de unos 20 centímetros.
Las colocaremos sobre una tela enharinada (para que no se enganchen) y las dejaremos reposar hasta que alcancen, más o menos, el doble de su volumen inicial.
Las pondremos al horno, previamente calentado a unos 220 grados, sobre una bandeja ligeramente aceitada (para que no se peguen) durante unos 10 minutos. Durante la cocción veremos que se hinchan un poco. Al sacarlas se deshinchan y quedan ligeramente huecas por el centro.
Si las vamos a hacer para comer recién hechas es conveniente guardarlas entre paños limpios para mantener el pan de pita caliente y tierno.
Para comerlas hemos de hacer un corte o escisión en un lado y dentro podemos poner desde queso, a mermelada, paté de garbanzos (humus), paté vegetal....en fin cualquier alimento que nos guste.
Si hacemos muchas se pueden congelar y siempre tendremos a mano este delicioso pan.
En muchos comercios ya las venden prácticamente hechas (precocinadas). A menudo sólo hay que hornearlas o ponerlas en la tostadora unos minutos. Si antes las humedecemos ligeramente con agua aún quedarán todavía más crujientes.
Artículo facilitado por:
Nombre: Josep Vicent Arnau
Contacto: JosepArnau@enbuenasmanos.com
Formación: Naturópata y Acupuntor