Muchas veces de pequeños, nos han obligado a comer espinacas, porque su alto contenido en hierro y vitaminas lo hacían muy aconsejable para un crecimiento armónico, sano y fuerte. 

Sin embargo, no eran de nuestro gusto, es más, llegamos a odiarlas. Y ahora apenas podemos soportar su olor y su vista. 

Sin embargo, es realmente un alimento muy necesario para mantener los principios nutricionales que nuestras madres intentaban incluir en nuestro desarrollo. 

Por lo tanto, vamos a intentar incluirlas en nuestras comidas sin que nos pese y podremos beneficiarnos de sus propiedades sin el rechazo que nos producían.

Como casi no existe quien no le guste la pizza, es una magnífica solución para comer espinacas: cojamos una buena cantidad de espinacas frescas y pasémoslas por la batidora un par de minutos. 

A continuación, extendámoslas sobre la masa de la base de la pizza y encima dispongamos el resto de los aderezos de nuestro gusto.

Ni nos daremos cuenta de que hay espinacas, disfrutaremos una deliciosa pizza y estaremos comiendo un extra nutricional a base de espinacas, sin darnos cuenta.

Otra opción muy sabrosa y nutritiva pasa por añadir estas espinacas a nuestras tortillas. 

Son una magnífica fuente de proteínas y podemos darles sabor con muchas combinaciones de aderezos diferentes, por lo que nos podremos hacer nuestras tortillas al gusto y con la adición de las espinacas, quedarán muy enriquecidas y apenas sentiremos que están ahí. 

Simplemente hagamos nuestra toritilla favorita, y echémosle un buen puñado de espinacas trituradas o picaditas. 

Sólo veremos el color, pero el sabor será el de nuestra tortilla favorita.

No solo cuando hace frío, en todas las temporadas es buena una sopa calentita. 

Podemos hacer una sopa de fideos con pollo, o de tomate, y le podemos añadir un puñadito de espinacas muy troceaditas. 

Simplemente le aportará un poco de textura y el sabor apenas variará, pero le habrá aportado sus nutrientes.

Una de las formas más saludables, más nutritivas, y más disimuladas de tomar espinacas: añadidas a sus batidos favoritos. 

Puede hacer uno con fresas y plátanos por ejemplo, y añadirle un buen puñado de espinacas. 

Si, el color no será muy atractivo, pero su sabor será casi el mismo de siempre, pero ahora contendrá un valor muy apreciable añadido: el de las espinacas. 

Las combinaciones de aderezos de las ensaladas son casi infinitas, pero la base de lechuga iceberg o romana suelen estar en ellas siempre, de manera que si le agregamos otro vegetal más, apenas notaremos salvo un ligero oscurecimiento del color. 

En cuanto al sabor, en las ensaladas depende del aliño, así que añadámosle los que más nos gusten y echemos un puñado de espinacas cortaditas a la ensalada.

Las espinacas no, pero la carne seguro que no hay nadie en su familia que no la aprecie. 

Así que si encuentra reticencia al consumo de espinacas, mézclelas en su carne picada. 

Hará unas deliciosas hamburguesas y casi nadie notará el sutil cambio de sabor, sin embargo, todos se beneficiarán de sus cualidades nutritivas. 

También se la puede mezclar con otras carnes, como la de pavo, con lo que tendrá unas hamburguesas si cabe más saludables.

Picada finamente y espolvoreadas sobre nuestros platos de pasta es una magnífica manera de comerlas sin sentirlo. 

Se pueden añadir a la salsa de tomate que usamos para echar sobre nuestra pasta y podremos disfrutar de las espinacas que tanto rechazamos.

Si usamos salsas más ligeras, éstas se beneficiarán además de  un incremento de textura y sabor que las enriquecerá.

Como vemos, no hay razones para que no disfrutemos de este súper  alimento y sus propiedades basándonos en que no nos gustan, o en traumas infantiles: caben casi en cualquier plato y si seguimos estas instrucciones ni nos daremos cuenta.

Pero como hemos estado repitiendo, sus beneficios nutricionales se harán sentir en nuestro organismo.