Si has pasado mucho tiempo haciendo dieta, contando cada caloría que consumes, haciendo horas y horas de ejercicio para quemar grasa y aún así no bajas de peso, sufres ataques de hambre, atracones y tienes mucha ansiedad… tal vez sea hora de dejar de luchar contra tu cuerpo y tu mente para amigarte con tu organismo. Existen personas que son naturalmente delgadas y que no se ponen en contra de sí mismas para lograr la figura que quieren.

Con solo observar un poco a tu alrededor, podrás notar que los individuos que disfrutan de esta condición general siguen un patrón muy similar de acciones y pensamientos. ¿Qué es lo que hace que se mantengan en forma y sin exceso de grasa en el cuerpo sin tanto esfuerzo? Te contamos para que puedas llegar a los mismos resultados.

Adoptando estas actitudes y comportamientos obtendrás cambios drásticos en todos los aspectos de tu vida. Tu felicidad aumentará porque ya no te basarás en tu peso para estar contenta o no; podrás dejar de ver a tu cuerpo como un enemigo y aprenderás a conocer mejor sus necesidades. Conviértete ahora en una persona saludable y delgada naturalmente.

• No se obsesionan con su peso o sus medidas: mientras algunos se pesan todos los días y el número de la báscula determina su estado de ánimo, otros no basan su felicidad o su valor en cuánto pesan, qué talle de pantalones usan o cómo se ven.
  
  
• Escuchan a su cuerpo: las personas con sobrepeso suelen preocuparse en hacer muchas pequeñas comidas al día y tomar litros y litros de agua para aliviar el hambre. Sin embargo, las personas naturalmente delgadas simplemente se alimentan según las necesidades de su cuerpo, comiendo cuando tienen hambre y dejando de comer cuando se sienten satisfechas. Confían en sus mecanismos internos de saciedad y hambre… y les funciona, sin lugar a dudas.
  
  
• No asocian la comida a sentimientos de culpa o vergüenza: a menudo, cuando cuando comer alguna cosa prohibida o fuera del plan de alimentación, te provoca angustia y además  te lleva a darte atracones. En cambio, las personas naturalmente delgadas saben que comer un postre muy grande fue solo una equivocación; la dejan pasar y siguen confiando en sí mismas para tomar buenas decisiones nutricionales. No se sienten culpables por haber hecho una vez una mala elección.
  
  
• Encuentran felicidad más allá de la comida: a veces se aumenta de peso porque se utiliza la comida como una compensación de las verdaderas necesidades personales. Tristeza, estrés, soledad, aburrimiento son emociones que suelen taparse con comida. En cambio, un individuo con la actitud opuesta enfrenta un problema si detecta que algo anda mal; crea una vida plena y significativa que no se vale de la comida como la llave de la felicidad.
  
  
• No siguen reglas dietéticas arbitrarias: ¿eres de las que tiene una larga lista de reglas del tipo “no comer después de tal hora”, “hacer tal cantidad de comidas diariamente”, “combinar carbohidratos con proteínas”, y un largo etcétera? Pues bien, lo único que logras con esto es quedar mentalmente exhausta y no darle a tu cuerpo la nutrición que realmente necesita.
  
  En cambio, otras personas se guían por su propio sentido común y conocen qué alimentos les vienen mejor. Por ejemplo, saben que se sienten mejor cuando ingieren un desayuno determinado y peor después de consumir alimentos fritos llenos de grasa.