Cuando una persona pregunta cuál es la primera exigencia para adelgazar rápidamente y mantener la línea a largo plazo, la respuesta que surge es el descanso. Sin la cantidad suficiente de horas de sueño, bajar kilos puede volverse una meta casi imposible por más de que haya dieta y ejercicio de por medio.

Las consecuencias inmediatas de una mala noche las conoce todo el mundo: no puedes concentrarte sin una taza de café negro, estás de mal humor y precisas comer snacks para poder cumplir con la mañana de trabajo. Lo que sucede es que la falta de sueño provoca un desequilibrio hormonal con múltiples consecuencias.

Se genera un círculo vicioso: el cortisol alto y las hormonas desequilibradas elevan tu hambre y tus ansias de comer. Empiezas a buscar desesperadamente alimentos azucarados llevando el azúcar en sangre a picos dañinos, manteniendo la insulina en estado de alerta cuando debería estar en un nivel normal. Pero veamos exactamente qué sucede cuando no duermes lo suficiente.

• Se dispara el hambre: existen dos hormonas relacionadas con el manejo del hambre en tu organismo. La grelina ordena a tu cerebro que necesita comer ya, y la leptina calma el apetito. Diversos estudios han demostrado que la falta de sueño incrementa los niveles de grelina y reduce los de leptina. ¿El resultado? Más hambre, antojos y atracones.
  
  
• Aumenta el almacenamiento de tejido adiposo: como hormona de almacenamiento, la insulina lleva glucosa a las células para quemarla, o bien al hígado y a los músculos para almacenarla. El problema surge cuando las células se vuelven resistentes a la insulina, y así, la glucosa es guardada como grasa. Algunas investigaciones advierten que tan solo una noche de mal sueño puede contribuir a la resistencia a la insulina, haciendo que tu cuerpo almacene más tejido adiposo y volviéndote susceptible a los antojos de comida.
  
  
• Descienden los niveles de las hormonas de la juventud: la hormona de crecimiento humana es el mejor aliado contra el envejecimiento celular; además construye masa muscular, facilita la pérdida de peso y refuerza el sistema inmune. Tu cuerpo fabrica esta hormona durante el sueño profundo. Un reporte de la Revista de Psiquiatría y Neurociencia demostró que mientras menos duermes, menos hormonas de crecimiento fabricas.
  
  
• Aumentan los niveles de estrés: cuando tienes estrés, tu cuerpo libera cortisol. En el corto plazo incrementa el estado de alerta, pero en forma crónica puede deshacer el tejido muscular, contribuir al almacenamiento de grasa y debilitar tus defensas. La ciencia ha demostrado que los niveles de cortisol continúan altos aún en la noche -cuando deberían estar en su punto más bajo- si no duermes bien.
  
  El cortisol alto quema las vitaminas B –que contribuyen a tu energía- por lo que no puedes lograr segregar los neurotransmisores que necesitas para el sueño profundo. El estrés reduce la serotonina, una hormona del bienestar que el cerebro suele transformar en melatonina para que duermas mejor.

Como podrás ver, la falta de sueño provoca desastres a nivel hormonal. Es probable que la cafeína se vuelva tu primera alternativa ante esos días privados de descanso. Sin embargo, una sola taza de café puede elevar los niveles de cortisol un 30% en una hora y mantiene esos porcentajes altos durante 18 horas seguidas.

Después de un día largo te encuentras agotado, demasiado cansado para ir al gimnasio y te vas a dormir temprano… sin embargo, te preparas para otra mala noche de sueño. Necesitas aceptar el hecho de que los problemas de descanso deben ser afrontados de la mano de un profesional. Es fácil encontrar recursos pequeños y simples que generan gran impacto en la calidad de tus noches.