A pesar del alto consumo de edulcorantes bajos en calorías –y en general, de los alimentos light- la epidemia de obesidad no ha hecho más que empeorar. Las investigaciones al respecto son controversiales y hay tanto opiniones a favor como en contra sobre el uso de endulzantes químicos. Entonces ¿cuál es la verdad detrás de estos aditivos? Conoce cómo inciden en tu apetito, tu peso corporal y el riesgo de sufrir obesidad.

El azúcar añadido provoca estragos en el organismo, y por eso muchas personas están tratando de evitarlo. Sin embargo la mayor parte de nosotros está acostumbrado a los alimentos dulces y no queremos dejarlos. Por este motivo fueron inventados algunos químicos artificiales que imitan los efectos del azúcar, estimulando las papilas gustativas del dulce en la lengua. Generalmente no tienen calorías y no provocan los efectos metabólicos dañinos de los azúcares agregados.

Como ya dijimos, estos endulzantes son llamados “artificiales” en oposición a los naturales,  como la miel o el azúcar en crudo. Suelen ser muy dulces; comúnmente son agregados a comidas y bebidas dietéticas porque no tienen calorías, entonces supuestamente ayudan en los regímenes para perder peso.

Es verdad que reemplazar el azúcar de mesa con edulcorantes podría ayudar a bajar kilos, pero solo en forma moderada. Si actualmente sufres atracones, desequilibrios en el azúcar en sangre o notas alguna alteración en tu salud, evitar los endulzantes químicos podría ser una medida útil. Continúa leyendo para saber más sobre el tema.

Existe una gran variedad de endulzantes artificiales en el mercado, y cada uno tiene una estructura química diferente. Lo que tienen en común, es que son increíblemente eficaces en la estimulación de los receptores del sabor dulce en la lengua; de hecho, la mayor parte son cientos de veces más poderosos que el azúcar. El acesulfamo K es 200 veces más; el aspartamo, 180; el neotamo, 7000; la sacarina, 700 veces; la sucralosa, 600.

Algunos de ellos, como el aspartamo, contienen calorías pero son muy pocas pues no necesitas una gran cantidad para que los alimentos queden bien dulces. Por otra parte, hay endulzantes de pocas calorías que no se consideran artificiales pues son procesados a partir de ingredientes naturales. Es el caso de la stevia y los azúcares fermentados del alcohol. 

Las comidas endulzadas con azúcar disparan químicos cerebrales y hormonas que te provocan una sensación de “recompensa”. Esta es fundamental para sentirte satisfecha después de comer; como los endulzantes artificiales no aportan calorías pero sí aportan gusto dulce, no crean saciedad y estimulan la adicción a los alimentos. 

Un estudio en 5 varones mostró que el consumo de azúcar reduce el envío de señales en el hipotálamo, el regulador del apetito en el cerebro. Esta respuesta no se detectó con el consumo de aspartamo; así, las investigaciones sugieren que nuestra cabeza no registra los endulzantes artificiales como un elemento que brinda saciedad. 

Es muy posible que comer alimentos dulces sin las calorías te lleve a sentir más antojos todavía, adentrándote en un círculo vicioso.

Del otro lado, existen también estudios según los cuales los edulcorantes no afectan el hambre más que el azúcar. Un estudio hecho con 200 personas propuso reemplazar los refrescos azucarados por su versión light con edulcorantes, y no hubo cambios en las ingestas de comida. Lo cierto es que aquellos sí pueden provocar adicción, porque las preferencias de gusto en los seres humanos pueden ser entrenada con la exposición prolongada a ese sabor.

Algunos estudios han hallado conexiones entre el consumo de refrescos de dieta y un aumento de peso. Asimismo, un conjunto de 9 estudios observacionales llegaron a una conclusión parecida, relacionando un Índice de Masa Corporal (IMC) un poco más alto en aquellos individuos que consumían edulcorantes. Otras pruebas médicas concluyeron que estos aditivos son favorables para controlar el peso corporal.

De todas maneras es importante tener en cuenta que ciertos descubrimientos son patrocinados por las industrias, que desean introducir nuevos alimentos en el mercado. Las últimas pruebas encontraron que reemplazando las bebidas con azúcar por sus versiones light, es posible bajar 800 gramos más de peso.

De hecho, un test que se realizó en más de 640 niños que debían beber un vaso de refresco todos los días, demostró que el grupo que consumió la versión endulzada artificialmente engordó mucho menos en comparación con el que tenía que beber la versión azucarada. Por otra parte, además del peso corporal es necesario tener en cuenta la salud.

Ciertos estudios sugieren una conexión entre el consumo de edulcorantes y desarrollo de síndrome metabólico, diabetes tipo II y deficiencias cardíacas. Una de las investigaciones encontró que beber gaseosas light aumenta 121% el riesgo de sufrir diabetes y 34% síndrome metabólico. Esto se explicaría porque los edulcorantes provocan alteraciones en la flora intestinal, lo que terminaría creando intolerancia a la glucosa.