El hambre natural es una sensación que nuestro cuerpo usa para avisarnos de que necesita energía para mantener su metabolismo. Es algo normal, y puede llegar a ser tan incapacitante e imperiosa, que no podamos pensar en otra cosa que en comer.

Sin embargo, a veces hay personas que sienten hambre más frecuentemente de lo normal, aun cuando hayan comido poco tiempo atrás, es decir, sin relación directa con la cantidad y frecuencia con que se coma.

Es un hambre continua, que lo mantiene en una constante búsqueda de más alimentos.

Esto, lógicamente, tiene unas consecuencias negativas obvias: el aumento de peso, para empezar.

Hemos de evitar este problema, solucionarlo de alguna manera. Pero eso sólo es posible atajando la raíz del problema, si es que está en nuestras manos, o en todo caso, del médico.

¿Cuáles pueden ser las razones que nos hagan sentir hambre continuamente?

Vamos a verlas:

Una de las poderosas razones por las que tenemos hambre muy pronto tras terminar de comer, es que el contenido calórico de los platos que hemos comido es “fugaz”: A base sobre todo de hidratos de carbono que el cuerpo usa rápidamente, demandando pronto más “combustible”. 

Esto es perjudicial para la salud, así que busquemos platos cuyo contenido calórico esté sustentado por principios nutricionales más “consistentes”: Proteínas, grasas saludables, vitaminas y minerales, así como fibra dietética. 

Así lograrán que su cuerpo disponga de más energía de mayor duración, atenuando en gran manera su hambre perpetua.

Tal vez la comida más energizante del día no podemos permitirnos el lujo de saltárnosla, si es que no queremos ir deambulando con hambre todo el día. 

Intentemos realizar el desayuno convenientemente, así reduciremos en mucho nuestra necesidad de alimentos durante buena parte del día. 

Pero hemos de incluir sobre todo proteínas, ya que así aumentaremos mucho el tiempo que nuestro cuerpo podrá funcionar sin sentir hambre.

Cuando no dormimos lo suficiente, nuestro cuerpo se agota antes y requerirá energía con más frecuencia, lo que nos hará sentir hambre de forma constante.

Por tanto, dormir lo suficiente es una de las principales acciones que debemos llevar a cabo para estar fuertes, sanos y con energía.

Así que es lógico que cada vez que dormimos poco o mal, estaremos abocados a comer más de lo usual para reponer la energía que no hemos repuesto con un buen sueño reparador. 

Por lo tanto,  procuremos dormir lo necesario para reponer nuestras energías y veremos cómo nuestro apetito se reduce ostensiblemente.

Uno de los signos físicos que podemos confundir fácilmente con la sensación de  hambre está precisamente en la deshidratación. 

Por eso, muchas veces que sentimos hambre, puede ser simplemente un síntoma más de la deshidratación, si no hemos tomado la suficiente agua.

Así que una buena solución para no introducir en nuestro cuerpo más calorías de las necesarias, pasa por beber un buen vaso de agua cada vez que nos sintamos así.

El aburrimiento es una de las razones más habituales para que nos acerquemos insidiosa y continuamente a la nevera a ver qué podemos encontrar en su interior.

Cuando no sabemos en qué invertir nuestro tiempo, cuando la tele no nos entretiene, ni nos apetece salir a dar un paseo, a estar con los amigos o a realizar cualquier otra actividad que nos mantenga entretenidos, es práctica habitual acudir a los armarios de la despensa o al frigorífico para picotear algo. 

No nos damos cuenta, pero así metemos en nuestro cuerpo una cantidad ingente e innecesaria de calorías. 

Cuando lo que comemos no tiene la suficiente cantidad de proteínas o de grasas saludables, nuestro cuerpo digiere los alimentos rápidamente y consume la energía al momento, con lo que casi siempre estaremos con hambre. 

Es el precio de las golosinas: no satisfacen más que momentáneamente. 

Al introducir proteínas y grasas saludables la digestión se vuelve más lenta y la glucosa se libera lentamente al torrente sanguíneo, con lo que nos sentimos satisfechos por más tiempo.

Cuando hemos descartado todo lo anterior (habiendo probado dichos consejos) y seguimos teniendo hambre, es aconsejable que acudamos a un médico, pues podría existir algún problema en su salud, como la diabetes o problemas tiroideos.

Pero aún así, para controlar esos accesos de hambre es necesario que adopte un cambio de estilo de vida, ya que ese signo es señal de que estamos cometiendo errores dietéticos e incluso de, como hemos dicho, padecer alguna enfermedad. 

Así que no posponga la solución para otro momento, ya que cuanto más tarde, más trabajoso será corregir los efectos.