Seguramente a lo largo de tu vida habrás intentado bajar de peso una y otra vez, a veces tienes éxito, pierdes algunos kilos y luego, en pocas semanas o meses, vuelves a ganarlos e incluso kilos extras que antes no tenías. Si no sabes qué es lo que puede estar haciendo fracasar tu dieta, continúa leyendo para que lo descubras.

Comer pan es casi un mandamiento religioso y por lo general se encuentra en la mesa diaria de gran parte de las familias en países occidentales ¿Alguna vez has pensado en lo dañino que resulta el pan y otros productos elaborados con harinas refinadas? Ahí podría estar la clave del fracaso de las dietas. En este artículo te explicamos cómo evitar que el pan destruya tu intento por reducir medidas.

El mayor problema en el trigo es el gluten, una proteína pegajosa que provoca inflamación en el organismo. Antiguamente el trigo que se cosechaba y se utilizaba para la elaboración de panes, contenía 14 cromosomas, actualmente se duplicó este número y posee 28 cromosomas, gran parte de estas son proteínas de gluten.

Como dato curioso te comentamos que el hombre que diseñó este trigo moderno ganó el Premio Nobel -que se comprometió a alimentar a millones de hambrientos en todo el mundo-. Sí lo ha hecho, sin embargo logró también que aumentara la grasa mala en las personas y el número de enfermos también.

La mayoría de los panes que se consumen en el mundo están hechos de granos de gluten. El gluten provoca una respuesta inmune en el tracto digestivo de individuos susceptibles. Esto puede causar problemas digestivos, dolor, hinchazón, cansancio y otros síntomas.

Una alimentación que se diga saludable nunca incluirá pan, por ser una de las principales fuentes de hidratos de carbono, más conocidos como carbohidratos. El problema con estas sustancias es que si los consumes en exceso pueden causar sobrepeso u obesidad y a la larga contribuyen al desarrollo de la diabetes, aunque no todos son iguales o dañinos. 

La recomendación es que la próxima vez que vayas a la panadería y te toque elegir el pan, selecciona siempre los productos elaborados a base de cereales integrales.

Ciertamente los panes integrales son mejores, pero sólo un poco mejores o “menos malos” que los panes elaborados con granos refinados. Si realmente deseas incluir pan en tu alimentación, entonces hay otras opciones que no son tan dañinas, como el pan hecho con granos remojados y germinados. El pan integral, preparado de esa manera reduce la cantidad de ácido fítico. También puedes probar consumir panes sin gluten, con más saludables que aquellos hechos con granos de gluten como el trigo, espelta, centeno y cebada.

La mayoría de los panes no son muy nutritivos y las pocas proteínas que contienen no son de mucha utilidad. No hay nutrientes en el pan que no se puedan obtener de otros alimentos, incluso en mayores cantidades. La mayoría de los panes contienen azúcar, que es muy malo. También contienen sustancias anti-nutrientes que bloquean la absorción de minerales como el calcio, hierro y zinc.

Incluso el pan integral no es tan nutritivo como usted puede pensar. Los panes de granos enteros contienen una baja cantidad de nutrientes, en comparación con los alimentos más completos, como las verduras. Los granos no contienen todos los aminoácidos esenciales y son fuentes pobres de proteínas.

La fibra de trigo puede contribuir a la disminución en los niveles de vitamina D, este déficit está relacionado con el aumento en el número de enfermos de cáncer y  diabetes.

Si lo que deseas es bajar de peso, o simplemente no te agrada la dieta occidental deberías eliminar el pan y otras fuentes de granos de gluten. 

Si tienes  algún problema intestinal, niveles irregulares de azúcar en la sangre, hinchazón, cansancio y un aumento del 60% en el colesterol LDL, eres un candidato perfecto para borrar por completo el pan de tu dieta.