Todos estamos deseando que lleguen las vacaciones. No sólo porque necesitamos descansar de un año de duro trabajo, sino porque así podremos disfrutar de muchos placeres que durante el trabajo que ha transcurrido no nos hemos podido. 

Uno de ellos se puede referir a la dieta. 

Y ello trae como consecuencia que habitualmente en este periodo de tiempo se engorde entre 2 y 3 kilos, cuando no más, fácilmente.

Pero no tiene porqué renunciar a sus vacaciones felices: pueden ser también saludables y evitar el tan temido aumento de peso si sigue algunos consejos que le vamos a dar, que, además de fáciles de seguir, no aguarán en ningún momento sus vacaciones.

Cuando viajamos la comida que encontramos en la ruta o en los lugares donde paramos a descansar no siempre es saludable, por eso, lo mejor es ir siempre provisto de nuestra propia comida convenientemente empaquetada.

Hay varias posibilidades: barritas de cereales saludables, cecina (carne seca de res o vacuno) o bien una buena mezcla de nueces más otros frutos secos.

Aunque le parezca una locura estando en vacaciones, levantarse temprano, para realizar una sesión de entrenamiento de alta intensidad, es una de las mejores formas de arrancar a sudar intensamente y activar su metabolismo.

Así obtendrá la energía necesaria para todo el día. 

Y no tiene porqué consumirle más de 15 minutos de sus preciadas vacaciones, y sin necesidad de equipamiento alguno. 

Y por si fuera poco, le servirá como complemento y precalentamiento al resto de actividades que tenga programadas para el día.

Cuando estamos fuera, no siempre tenemos acceso a un gimnasio, y además, puede no apetecernos continuar con la rutina del año.

Así que podemos hacer uso de las múltiples opciones de entrenamiento en línea, rápidas, que podemos hacer en la habitación donde estemos alojados. 

Otra opción muy útil, aunque le parezca tonta, es llevar en su equipaje una cuerda para saltar; es una de las mejores formas de ejercicio cardiovascular que hay y no dependemos de ninguna conexión a internet.

Uno de los mayores incentivos de las vacaciones esta en probar nuevas comidas en los restaurantes locales.

Lo que, por supuesto, no está mal, siempre que tengamos en cuenta que hemos de hacerlo con cierta precaución: saborear no significa atiborrarse, e informémonos en lo posible del contenido de los platos. 

También es factible cierta indulgencia en cuanto a las bebidas, tal vez es demasiado estricto y arruina nuestro deleite vacacional privarse completamente, pero cuidemos de no pasar al otro extremo. 

En general, es recomendable hacer un día de comida totalmente saludable y controlada cada dos o tres de cierto relajo. 

Y en todo caso, designe solo una de las comidas del día como la del derroche. 

Siguiendo esta sencilla norma podrá mantenerse en sus vacaciones disfrutándolas pero sin agredirse irremisiblemente.

Por lo general, es factible encontrar en todos los aeropuertos, snacks o bocaditos saludables, como frutas naturales, barritas nutritivas mezcla de frutos secos con semillas o algún yogur griego. 

Así se sentirá con más ánimo para continuar con este tipo de comidas durante el resto de su viaje.

Aunque lo mejor es, si tenemos la oportunidad, preparar nosotros nuestras propias comidas, es lógico que si estamos de vacaciones, al menos alguna de ellas la hagamos fuera, en un restaurante donde podamos degustar la comida del lugar sin tener que hacer esfuerzos. 

Sin embargo, la diferencia fundamental que existe al respecto de nuestras comidas radica en que desconocemos los ingredientes con los que se cocinan muchos de los platos. 

Por eso, no seamos tímidos y preguntemos al camarero o Maître del restaurante, los ingredientes de los platos. Tratando de averiguar si en ellos hay mantequillas, demasiada sal o tal vez azúcar, o bien algún tipo de aceite refinado no demasiado saludable. 

Si quiere evitar comidas altas en calorías y en grasas pero con bajo contenido nutricional en general, renuncie a las comidas etiquetadas como fritas, salteadas, empanadas, cremosas, gratinadas, crujientes, y demás, y aquellas en las que aparezca la palabra mantequilla.

Antes de cualquier plato, comience con una buena ensalada, y cuando se decida por alguna comida procure que contenga las palabras "al carbón", "a la plancha", "cocido", "asado", "salteado", "al vapor", o "a la parrilla". 

Tampoco dude en solicitar que aquellos platos que aparezcan como fritos o revueltos, le sean cocinados al vapor, o preparados en caldo o vino para rebajar la cantidad de calorías.

Y sobre todo, evite los buffets libres: es imposible controlar el tamaño de las porciones, ya que la esencia del negocio trata de que usted consuma mucho por poco dinero.

Si sigue estos consejos, no tendrá que sentirse coartado ni infeliz en sus vacaciones y las podrá disfrutar plenamente, sin que ello suponga un perjuicio ni para sus kilos ni para su salud, evitando así haber perdido todo un año de arduo trabajo para mantenerse en forma.