El mercado ofrece un amplio abanico de opciones en sal. Sin embargo, entre un tipo y otro existen fuertes diferencias de precio. 

La pregunta es ¿vale la pena invertir dinero en clases especiales de sal, por ejemplo la marina, dejando de lado la sal de mesa común? Veamos algunas cuestiones sobre el tema que te ayudarán a hacer las mejores elecciones cuando vayas de compras.

• No se obtiene de manera distinta que la común: cualquier tipo de sal proviene de un espejo de agua salado, ya sea el mar o una laguna. La distinción entre las clases está en realidad en el procesamiento: la sal común suele ser evaporada en una fábrica, en cambio la marina mediante un proceso más artesanal.
  
  
• No tiene naturalmente una composición química diferente: todas las sales están formadas, por naturaleza, de un 85% de cloruro y el resto de una mezcla de diversos minerales, entre ellos, sulfatos, calcio, bicarbonato de sodio, bromuro. La diferencia en los componentes aparece durante la elaboración, ya que la sal marina conserva toda la variedad de minerales; por su parte, en la sal común solamente permanece el cloruro de sodio.
  
  
• No presenta aditivos: normalmente la sal de mesa está yodada. El yodo agregado previene el bocio, una grave deficiencia en la glándula tiroides que se presentó en un momento dado en una gran franja de la población. Además, los profesionales de la salud descubrieron que el déficit de yodo en embarazadas es factor de retraso mental en los nonatos. Por su parte, la sal marina no contiene yodo agregado.
  
  Es bueno tener en cuenta que si consumes sal marina, debes proveer a tu organismo del yodo que necesita por medio de ciertos alimentos. Generalmente el mineral está presente en diversos frutos de mar y en verduras como brócoli, repollito de Bruselas y col rizada. Otro elemento que suele añadirse a la sal común es un químico antigrumo, para que la sal no se apelmace. No resulta dañino; incluso, otras comidas deshidratadas (como la leche en polvo) lo contienen.

• No tiene menos sodio que la sal común: según diversas instituciones nutricionales de Estados Unidos, la sal marina no resulta más pobre en sodio que la de mesa. La cuestión del exceso de sodio viene dada por un alto consumo de alimentos procesados que vienen con mucha sal agregada. Incorporar más de la que necesitas te vuelve candidato a un ataque cardíaco.
  
  
• No aporta cantidades significativas de otros nutrientes: si bien hemos dicho que durante el procesamiento de la sal se pierden muchos minerales que están presentes naturalmente en ella, la proporción de los mismos es mínima. Puedes incorporar bromuro, calcio, sulfatos y el resto de los elementos por medio de una alimentación saludable. No hace falta que consumas sal marina para obtenerlos.
  
  
• Sí aporta una mejor textura y apariencia a la comida: solo se justifica utilizar sal marina si deseas experimentar con un toque de sabor o color diferente en tus platos. Por lo que respecta al costado nutricional, no hay casi diferencias entre la sal de mar y la de mesa. Lo que debes evitar, sea cual sea tu elección, es incorporar sodio en proporciones abusivas. Reemplaza una cantidad de la sal que empleas por especias y aderezos naturales para saborizar tus alimentos.