Alimentarse adecuadamente durante los meses de gestación puede ser algo complicado y confuso. Ya sabes que necesitas una gran variedad de nutrientes, entre ellos proteínas, calcio, hierro y ácido fólico. Pero además de asegurarte de consumirlos, debes poder evitar esos supuestos elementos perjudiciales, como el mercurio contenido en el pescado.Este puede causar daños en el cerebro de tu bebé. 

Y por otra parte ¿qué decisiones debes tomar con respecto al café, los embutidos y esos alimentos supuestamente “prohibidos” para una mujer embarazada? A continuación daremos respuesta a algunas de estas preguntas, aunque en todos los casos debes consultar con tu médico, quien diseñará el plan ideal para ti.

• Alcohol: los profesionales aconsejan evitar completamente el alcohol durante los meses de gestación, pues fácilmente atraviesa la placenta hasta llegar a tu bebé. El organismo del bebe no está preparado para asimilar correctamente el alcohol.
  
  Esta sustancia incrementa el riesgo de sufrir un aborto espontáneo o un nacimiento prematuro. Además, puede causar que tu bebé nazca con un tamaño menor al adecuado. El alcohol podría llegar a afectar el corazón y el cerebro de tu hijo.
  
  

• Pescado: si bien los frutos de mar proveen gran cantidad de proteínas y ácidos grasos Omega 3 –ambas sustancias fundamentales para que tu bebé se desarrolle sano- ciertas variedades de pescado contienen un alto porcentaje de mercurio. Se trata de una toxina que puede afectar el cerebro de tu hijo; por eso, la Administración de Alimentos y Medicinas recomienda a las mujeres embarazadas evitar algunas especies.
  
  Tiburón, pez espada, caballa y blanquillo son peces de tamaño regular que tienden a acumular mucho mercurio. Así, es mejor que elijas variedades como salmón y sardina, que contienen muy bajos niveles de esta sustancia. Por otra parte, debes limitar la ingesta total semanal de pescado a 340 gramos. No más de la mitad debe provenir del atún blanco, que presenta un contenido regular de mercurio.
  
  

• Embutidos: existe una bacteria llamada “listeria monocytogenes”, que se encuentra en los fiambres y los lácteos sin pasteurizar. Se calcula que 1/3 de las 2500 personas que por año son afectadas por la enfermedad que provoca esta bacteria, son mujeres embarazadas. Si bien los síntomas iniciales no son severos (incluyen fiebre y dolores musculares) el 20% de los casos terminan en muerte.
  
  En las mujeres en periodo de gestación, la enfermedad puede llegar hasta el feto y provocarte un aborto, o un nacimiento prematuro. Por esta razón deberías evitar los embutidos y aquellos alimentos que podrían ser contaminados por la bacteria, como por ejemplo, los jugos y la leche no pasteurizados, como así también los quesos hechos con leche cruda.
  
  Si estás muy tentada de comer unas rodajas de estos fiambres en un sándwich, procura cocinarlos en el horno para hacerlos más seguros.
  
  

• Alimentos orgánicos: incluir comida orgánica en tu dieta es una buena idea, pues el cerebro de los niños por nacer es mucho más susceptible a los efectos dañinos de los pesticidas que vienen con las frutas y verduras. Puedes encontrarlos a precios accesibles porque se ha difundido mucho más su consumo.
  
  

• Café: el problema de esta bebida en el embarazo viene dado por la cafeína, que puede cruzar la placenta y afectar tanto el ritmo cardíaco como la respiración de tu bebé. Algunas investigaciones han insinuado que el aumento de los abortos espontáneos están ligadas al alto consumo de café.
  
  Más allá de las polémicas, los expertos recomiendan limitar la ingesta diaria de cafeína a 300 miligramos al día (lo que equivale a 2-3 tazas de café de unos 230 mililitros cada una). Debes recordar que el té también aporta cafeína (alrededor de 40 miligramos por taza), lo mismo que el chocolate, que contiene alrededor de 20 miligramos en una porción de 28 gramos, y los refrescos de cola.
  
  Una buena forma de reducir el consumo de cafeína durante el embarazo es tomar café común por la mañana y en la tarde una taza de descafeinado. También puedes preparar batidos caseros descafeinados que te resulten tentadores, para incorporar más lácteos y menos cafeína.