Comer no es sólo saciar nuestra hambre. 

Alimentarnos es un concepto más complejo que implica aportar a nuestro organismo energía y nutrientes para que todos sus sistemas funcionen de manera apropiada y óptima. 

Con esa perspectiva, es fácil comprender la necesidad de buscar alimentos que le proporcionen los elementos que necesita.

Con lo que desde ese momento, haremos del comer un acto no solamente placentero, sino encaminado a un objetivo práctico más evidente, para que logremos sentirnos mucho mejor tanto física como mentalmente. 

Y es que, cuando hablamos de mente, de cerebro y sus funciones, uno de los aspectos que más nos preocupa a veces, es la memoria. 

Algo que, increíblemente, puede ser mejorado con una serie de alimentos, como estos cuatro que le vamos a mencionar. 

Hay estudios que han demostrado que incluso el olor del romero, proporciona efectos positivos para la memoria tanto a largo como a corto plazo, además de mejorar ciertas capacidades mentales como las relacionadas con las operaciones de cálculo. 

Esto puede parecer fantástico, pues existen en el romero una serie de componentes que se desprenden de su aroma, que propician este mejoramiento.

Podemos usarlo también en forma de aceite, dejándolo macerar en aceite de oliva, con lo que, además, contaremos con un excelente aderezo.

Uno de los efectos que tiene el té, entre los muchos que se le conocen, es el de estimular la memoria. 

Esto es así porque en su composición se encuentran una serie de antioxidantes (polifenoles) que intervienen en el mejoramiento de las capacidades cognitivas, entre ellas la memoria.

También juegan un papel importante en la inhibición del desarrollo del Alzheimer, ya que contienen compuestos que inhiben la actividad de dos enzimas (acetilcolinesterasa y butirilcolinesterasa) que están implicadas en el desarrollo de dicha enfermedad.

Así que si queremos no sólo mantener, sino mejorar nuestra memoria, tomemos té verde o té negro, o bien hagamos nuestro propio te mezclando las hierbas aromáticas que más nos gusten.

Las semillas de girasol son una fuente muy rica en vitamina E, la cual ayuda a proteger a las células cerebrales de los daños que pudieran agredirlas.

En general, las semillas, (como por ejemplo las nueces) tienen, además, ácidos grasos omega 3, que también es conocido por su acción favorecedora de la memoria.

Las semillas de girasol se suelen consumir en algunos lugares en bolsitas, y se comercializan como “pipas”., siendo de consumo habitual, como un aperitivo, y es una costumbre que sería interesante extender, para favorecer la difusión de sus propiedades.

Una de las formas más “fisiológicas” de mantener nuestro cerebro activo, es que el flujo sanguíneo que llega a él sea el óptimo, e incluso, que pueda responder con un incremento del mismo, en función de las necesidades de su actividad.

Esto es algo a lo que nos puede ayudar la remolacha, ya que contiene muchos nitratos, que tienen el efecto de aumentar el flujo sanguíneo. 

Consumiéndola en ensaladas o licuadas con limón, usted se asegurará de tener una mente aguda e incluso, estará más prevenido contra la demencia.

Como vemos, podemos incorporar cualquiera de estos alimentos en nuestras recetas diarias.

Y hemos de tener en cuenta que sus cualidades potenciadoras de la memoria son sólo una de las muchas propiedades que tienen para mejorar nuestra salud. 

Así que no dude en incorporar siempre que pueda uno, dos o todos los que hemos mencionado, todos los días, y se asegurará una mente dinámica y sin despistes u olvidos, que tan incómodos resultan.