El potasio es uno de los cuatro electrolitos principales para el funcionamiento del cuerpo (junto al sodio, el cloro y el bicarbonato). Se encuentra en cada célula del cuerpo.

Es de carga positiva, lo que tiene una importancia crucial para el mantenimiento y equilibrio eléctrico de las membranas y células del cuerpo. Además, tiene un papel fundamental en el mantenimiento del balance hídrico y de la presión arterial.

Debido a su papel fundamental en el equilibrio eléctrico, es básico para el funcionamiento normal del músculo, y de los nervios. Y en ese contexto, del funcionamiento normal de los impulsos cardíacos que controlan el latido normal de nuestro corazón.

Como podemos comprender fácilmente, cuando los niveles de potasio son inferiores a lo normal, se pueden producir varios trastornos leves a severos, e incluso mortales:

Ya sea que aumenten o disminuyan su velocidad, son alteraciones en el ritmo e intensidad cardiaca, que encuentran una de sus causas en la hipokalemia (baja de potasio).

El potasio es fundamental para que las contracciones del músculo cardíaco sean coordinadas a impulsos eléctricos que se transportan por dichos músculos, por un sistema de conducción especializado. Esta conducción se puede ver alterada cuando hay poco potasio.

Cuando hay una hipokalemia, el riñón se ve afectado en su capacidad para concentrar la orina, con lo cual a través de ellos se pierde una gran cantidad de agua que no es capaz de retener. 

Esto da lugar a una hipotensión con los síntomas propios de mareos, que pueden llegar a desmayos. 

Son especialmente notorios a la hora de levantarnos, de la posición de sentados a la de pie.

La pérdida excesiva de agua por la orina debido a la incapacidad de los riñones para concentrarla provoca que orinemos con mucha frecuencia, con lo que surge una intensa sed. Es un síntoma de una hipokalemia de larga duración.

Los nervios funcionan anormalmente cuando hay poco potasio. Puede aparecer también sensación de ardor interno en las manos y en los pies.

En el proceso de contracción de las células de los músculos es importante que haya una diferencia importante entre las concentraciones del potasio dentro y fuera de ellas. 

Si hay poco potasio en sangre, se van igualando las concentraciones a ambos lados de la membrana de la célula, con lo que no hay una diferencia de potencial eléctrico que permita la contracción.

Así, aparecen síntomas propios del mal funcionamiento muscular, como fatiga generalizada, calambres, fasciculaciones y debilidad muscular. 

Si la hipokalemia es severa, puede aparecer tetania: contracción permanente e intensa de los músculos con intenso dolor. Pero también puede aparecer lo contrario: la llamada parálisis fláccida.

Cuando los músculos que se afectan son los plmones y diafragma, la respiración se puede ver totalmente alterada, siendo lenta, superficial, y puede llegar a pararse por completo.

La hipokalemia severa también daña las células musculares, destruyéndolas (rabdomiólisis), filtrándose su contenido por el riñón. Esto produce una intensa debilidad con rigidez de los músculos y dolor, así como una hipersensibilidad acusada.

Esto se debe al mal funcionamiento de la musculatura lisa o involuntaria del estómago y los intestinos, apareciendo distensión abdominal, con dolor y calambres. 

Puede aparecer asimismo, estreñimiento, e inclusive puede paralizarse completamente la actividad intestinal.

Para prevenir esta situación de bajo nivel de potasio, no olvidemos tomar con cierta frecuencia plátanos y naranjas y tomates.