Hemos hablado de los malos habitos alimenticios que no ayudan a poder llevar una sana alimentación. La pregunta sería, ahora, ¿ Si los podemos evitar?

Una vez que hemos decidido llevar una vida más sana, tener una mejor alimentación y hacer ejercicio, por ejemplo, no hay duda que debemos hacer sacrificios y los sacrificios significan cambiar nuestros malos habitos, y comenzar a pensar diferente.  

Entonces, nos enfrentamos a un grave problema por que estamos tan acostumbrados a esa zona de confort en nuestras vidas, que será difícil dejar atrás los malos hábitos que repetimos de forma automática y que están arraigados en nuestro día a día.   

Se requiere de una gran fuerza de voluntad y aún así, podríamos recaer fácilmente en los momentos de estrés, cuando nos sentimos débiles o vulnerables.

Los habitos alimenticios por desgracia son los más difíciles de vencer y si queremos intentar un verdadero cambio en ellos hay tres cosas importantes que tenemos que pensar.

1.- ¿Cuáles son esos malos hábitos que queremos cambiar?

2.- Aceptar porqué estos malos hábitos existen en nuestra vida.

3.- Pensar en soluciones que nos ayuden poco a poco a cambiar y modificarlos. 

Para qué engañarnos. Comer sano, la verdad intimida, pero esto sólo ocurre en un principio, por que una vez que nos damos cuenta lo bien que nos vamos sintiendo, lo bien que nos va quedando la ropa, lo bien que nos vemos  y aunque no lo crean,  lo rico que pueden saber los platillos preparados con verduras, frutas, proteínas, cereales y pocas grasas, entonces tendremos muy buenas oportunidades de tener éxito.

Una vez que hemos asimilado lo anterior y aceptado que en realidad queremos un verdadero cambio y entonces estaremos listos para dar los primeros pasos.

• Primero que nada debemos tratar de dormir por lo menos 8 horas diarias, lo que le dará a nuestro organismo un verdadero descanso y estará listo para comenzar el día.

• Comienza tu día con un desayuno nutritivo. Trata de darte el tiempo para verdaderamente sentarte en una mesa y comer tus alimentos y si lo puedes hacer en compañía o con tu familia, mucho mejor.

• Come únicamente cuando tienes que hacerlo, ósea tú tres comidas principales a las que puedes añadir dos pequeñas colaciones tales como fruta picada, una rebanada de queso, 10 nueces o 10 almendras.

• No te termines todo lo que esté en el plato. Es recomendable que intentes dejar en el mismo, por lo menos una tercera parte que tus alimentos.

• Tomar agua también es muy importante. Intenta tomar de uno a dos vasos de agua por lo menos media hora antes de tus comidas. Provocará en tu estómago una sensación de saciedad, lo que te ayudará a comer menos, pero también mantendrás tu organismo bien hidratado y sobre todo le ayudarás a quemar toda esa grasita que no necesita.

Suerte.

Por: Chef Cecilia Alos Valadez