¿Ya no te queda bien tu jean favorito? ¿La balanza siempre
indica el mismo número? ¿Notas que después de hacer dieta, recuperas
rápidamente los kilos perdidos? Entonces presta atención a estos consejos,
donde te contamos todo lo que NO debes hacer si quieres mantener tu figura y
sentirte saludable.

Hacer dietas rápidas: muchas personas que buscan perder
kilos rápidamente, recurren a dietas donde ingieren el mismo alimento todos los
días e incorporan menos de mil calorías diarias. Seguramente vas a bajar de
peso, pero estarás acostumbrando a tu metabolismo a trabajar más lento. Una vez
que la dieta se haya terminado, tu organismo quemará menos grasa y volverás a
engordar.
Saltarse el desayuno: el común de la gente ve esta costumbre
como un método simple para reducir la ingesta de calorías. Sin embargo, saltarte
el desayuno incrementará tu hambre para el resto del día, llevándote a picotear
y a tomar un almuerzo de proporciones excesivas. Un desayuno rico en proteínas
y fibras te ayudará a mantener controlado tu apetito.
Picotear entre comidas: es posible que controles las
calorías de cada comida, pero ¿registras todo lo que picoteas a lo largo del
día? Las galletitas del trabajo, un pequeño dulce por la tarde, todos esos
bocadillos que parecen inocentes arruinan una dieta bien planeada y representan
un auto-sabotaje. Si quieres ser responsable con tu alimentación, registra cada
bocado que ingieras.
Evitar todas las colaciones: no hemos dicho que no tienes
que hacer pequeñas ingestas o tomar colaciones. Al contrario. Lo que sucede es
que debes hacerlo de manera inteligente. Las colaciones ayudan a acelerar el
metabolismo, controlar el hambre y perder peso. Trata de elegir alimentos ricos
en proteínas, como por ejemplo, un puñado de nueces.
Fanatizarse con los alimentos bajos en grasa: un producto
que sea bajo en grasa continúa teniendo calorías; si bien representan una ayuda
para la dieta, no deben ser una excusa para comer de más.
Un pastel bajo en
grasa entero tiene más calorías que una rebanada de pastel común. Debes
controlar las porciones y leer la información nutricional del envase para
comprobar la grasa, el azúcar y las calorías.
Tomar bebidas calóricas: la mayor parte de nosotros tiende a
fijarse en lo que come pero no en lo que bebe. Ciertos cócteles, batidos con
cafeína, jugos de fruta y gaseosas tienen muchas calorías y lo peor de todo es
que no disminuyen el apetito. Tomarlas no va a asegurarte que después no comas
nada más.
Tomar poca agua: uno de los mayores errores en las personas
que hacen dieta es tomar poca agua. El agua es esencial para quemar calorías,
pues si estás deshidratada tu metabolismo merma, lo que significa perder peso
más lentamente. Diversas investigaciones sugieren que los adultos que
incorporan al menos 2 litros de agua por día queman más calorías que los que
beben menos.
Dejar los lácteos: quienes hacen dieta piensan que la leche y el queso son veneno. Sin embargo, ciertos estudios sugieren que el
cuerpo quema más grasa cuando obtiene suficiente calcio. Por el contrario,
cuando el organismo está falto de este nutriente tiende a producir mayor tejido
adiposo.
Los suplementos de calcio no proveen el mismo efecto que los lácteos,
por eso te aconsejamos tomarlos aunque sea descremados.
Acostumbrarse a la comida rápida: después de un largo día de
trabajo es comprensible que no tengas ganas de cocinar. En ese momento la
comida rápida se vuelve la primera opción; es verdad que puedes ordenar una
ensalada o la versión más saludable del menú, pero siempre puedes tentarte con
un batido o postre. Tienes que tratar de que esta forma de alimentación no se
vuelva un hábito.
Pesarse todos los días: esta es la receta segura para la
frustración, pero además, controlar tu peso a diario no te brinda información
segura. Es mejor hacerlo una vez por semana; si por ejemplo, pierdes ½ kilo o 1
kilo en 7 días, notarás el cambio y te sentirás satisfecha. Ver los resultados
así es mucho más motivador.
Proponerse metas inalcanzables: proponerte perder 9 kilos en
tu primera semana de dieta, probablemente te haga sentir frustrada porque es
una meta irreal. Conseguirás perder 2 kilos y en vez de celebrar, te sentirás
desalentada para seguir adelante porque pensarás que no estás alcanzando el
objetivo.
Si no estás segura de cuál es la meta indicada a alcanzar, consulta
con un nutricionista.
