Solo en Estados Unidos, la población invierte 125 billones de dólares en productos relacionados con la nutrición y la salud. Suplementos dietarios, comidas integrales, bebidas que prometen mucho… lo malo que es solo unos pocos valen la pena y el resto resultan ineficaces. Algunas propuestas representan una pérdida de tiempo y dinero pero también un aumento de los riesgos en la salud.

A continuación veremos una lista de malos hábitos que no solo no te ayudan a adelgazar sino que pueden provocar daños en tu organismo. Informándote bien podrás tomar mejores decisiones para vivir un estilo de vida adecuado, manteniendo el equilibrio entre tu vitalidad y tu presupuesto.

• Consumir todos los alimentos en versión light: varias décadas atrás se puso de moda comer alimentos bajos en grasa. No obstante, cualquier dieta balanceada debe incluir una proporción de entre el 20 y el 35% de lípidos; de lo contrario, puedes llegar a sufrir deficiencias nutricionales, problemas en la memoria, alteraciones cutáneas y cansancio extremo. Además, debes tener en cuenta que muchos productos industrializados substituyen la grasa con azúcar y químicos dañinos.
  
  
• Tomar jugos desintoxicantes: existe una gran variedad de dietas que proponen beber jugos o tomar suplementos para eliminar las toxinas del cuerpo. No obstante, naturalmente nuestro organismo se vale del hígado, los riñones y el aparato digestivo para sacar del cuerpo cualquier tipo de impureza.
  
  Aún no ha sido científicamente comprobado que los jugos desintoxicantes aporten beneficios significativos; de hecho pueden causar gases, diarrea, hinchazón, pérdida de masa muscular y debilitar el sistema inmunológico.

• Colocarte inyecciones de hormonas: aunque parezca increíble existen dietas que se basan en la aplicación de gonadotropina -que es una sustancia que las mujeres producen durante el embarazo- más el consumo de solo 500 calorías diarias. Esta combinación puede traer problemas de visión, sarpullido, náuseas, dolores abdominales, hinchazón y lo que es peor, desórdenes alimentarios graves. Provoca deseos de atracones seguidos por largos periodos de inapetencia.
  
  
• Cortar las calorías al extremo: si bien para adelgazar es necesario reducir la ingesta calórica, lo cierto es que comenzar un régimen con un corte extremo en las calorías es una medida poco saludable y nada efectiva. Ante la ausencia de alimentos el cuerpo se coloca en modo de supervivencia y ralentiza el metabolismo, lo que no te permite quemar calorías. Pero además, este plan puede acarrear deficiencias nutricionales, depresión, estrés y complicaciones en los órganos.
  
  
• Incluir un exceso de suplementos dietarios: se calcula que solo en Estados Unidos, la mitad de la población toma vitaminas extra. Si bien estos productos luchan contra deficiencias nutricionales, no sustituyen una buena alimentación. Incluso, el exceso de suplementos puede provocar pérdida de nutrientes solubles en agua con la orina, y llevar a problemas de salud como vómitos, diarrea, dolores de cabeza, debilidad muscular, mareos, visión borrosa y pérdida de cabello.
  
  
• Asumir que natural es sinónimo de seguro: desde hace siglos se utilizan hierbas naturales para paliar diversas enfermedades; no obstante, hoy en día muchas personas piensan que los suplementos dietarios que contienen esos ingredientes también son “naturales”. Por otra parte, no hay muchos estudios científicos que certifiquen que las hierbas medicinales no comporten efectos secundarios o sean de ayuda para ciertos malestares.
  
  Por ejemplo, la naranja amarga –comúnmente empleada para aumentar el metabolismo y perder peso- puede provocar la muerte. Antes de utilizar un remedio natural, consulta con un profesional médico o nutricionista.

• Practicar terapia de irrigación de colon: ciertos spas brindan un servicio desintoxicante que consiste en colocar un tubo en el recto, inyectar diversas sustancias que promuevan la evacuación, aplicar un masaje abdominal y luego retirar la materia fecal y los líquidos del organismo. La terapia de irrigación de colon se está utilizando para paliar problemas de constipación y para quitar el exceso de toxinas del cuerpo, pero no se ha comprobado médicamente.
  
  
• Transpirar con envoltorios plásticos o sauna: incrementando la sudoración corporal cuando haces actividad física por medio de sauna o cualquier aplicativo plástico, reduces fluidos y no grasa. pero además, si tu piel no respira adecuadamente puedes experimentar asfixia, debilidad, confusión, mareos e incluso llegar a un coma. Nunca olvides que para bajar de peso saludablemente necesitas tomar mucha agua, hacer ejercicio y alimentarte sanamente.
  
  
• Desterrar absolutamente los hidratos de carbono: existe un mito acerca de que los carbohidratos son malos; así, muchas personas eligen desterrarlos totalmente de su dieta. Sin embargo la clave está en ingerir solo los buenos, que provengan de comidas altamente nutritivas. Los hidratos complejos son ricos en fibra, dan sensación de saciedad y te ayudan a funcionar al 100%. Patatas dulces, garbanzos, avena, semillas de lino, frutos del bosque son algunas buenas opciones.
  
  
• Comer solo alimentos crudos: sin lugar a dudas, ingerir frutas frescas, semillas y vegetales es excelente para la salud. El problema es que no debes limitarte únicamente a estos alimentos ya que puedes sufrir deficiencias nutricionales. Por lo general, las dietas de comidas crudas carecen de calcio, vitamina D y B12. Fatiga, debilidad, constipación, confusión, pérdida de apetito y osteoporosis son algunos problemas que aparecen cuando te faltan dichos nutrientes.
  
  
• Incorporar un exceso de proteínas: con la creciente expansión de las dietas bajas en carbohidratos, las personas comenzaron a incorporar una mayor proporción de proteínas en su dieta. No obstante, el exceso puede aumentar el riesgo de cálculos renales, osteoporosis, cáncer e incremento de peso. Es recomendable ingerir proteínas para obtener aminoácidos que construyan tejido muscular, pero también incluir en la dieta frutas, verduras y granos integrales.
  
  
• Desterrar los alimentos con gluten sin un porqué: si sufres celiaquía debes llevar una dieta libre de gluten. Sin embargo, el desterrar la comida con gluten de tu régimen porque sí, no te ayudará a bajar de peso más rápido. Muchos productos industrializados libres de esta sustancia aportan tantas calorías como sus equivalentes tradicionales. Además puedes sufrir falta de nutrientes y padecer constipación o tener debilitado el sistema inmune debido a una flora intestinal pobre.