Las pipas o semillas de girasol son un fruto seco que se obtienen directamente de la planta del girasol (Helianthus annuus).
Se consumen desechando la cáscara y existen varios tipos de pipas, dependiendo del girasol. A parte de utilizarse para la alimentación humana, también son usados como alimento para animales, sobretodo en el caso de las aves.
Su principal origen es América, aunque se comercializó por primera vez en Rusia. Sin embargo los nativos americanos usaron distintas formas de cultivo de los cuales surgieron pipas negras, blancas, rojas, y la más conocida, la pipa con rayas blancas y negras.
- El consumo de pipas ayuda a prevenir problemas circulatorias y cardiovasculares, ya que su contenido en ácidos reducen el riesgo de la aparición de estos síntomas.
- Ayudan a reducir las lesiones y son muy recomendables para los deportistas.
- Beneficiosas para la actividad cerebral gracias a sus altos niveles de fósforo y magnesio.
- La vitamina E es recomendable para la nutrición de la piel, ya que además es un antioxidante.
- El calcio que contiene las convierte en una buena opción para aquellas personas que no pueden consumir lácteos. Así como para aquellos deportistas, niños o embarazadas que sufren algún tipo de descalcificación u osteoporosis.
Por cada 100 grs. de porción comestible:
- 8,5 gr. de hidratos de carbono.
- 47 gr. de grasas saludables.
- 28 gr. de proteína.
- 22 mgr. de vitamina E.
- 730 mgr. de potasio.
- 100 mgr. de calcio.
- 595 mgr. de fósforo.
- 395 mgr. de magnesio.
Hay que adquirir las pipas con cáscara y guardarlas en lugar oscuro y fresco para que no se enrancien.
En la antigüedad las pipas eran usadas como colorante, tiñendo ropas o el propio cuerpo, con función decorativa; y como aceite, empleado en la piel y el cabello. Había ceremonias donde tanto la semilla de girasol como la propia planta eran un elemento utilizado.