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7 COSAS QUE NO SABÍAS DEL AGUA
Una de las consecuencias de la deshidratación es el estrés fisiológico.
Ya que nuestro cerebro es en un 70 – 80 % agua, cuando ésta falta, comenzamos a padecer múltiples trastornos, entre ellos el estrés.
Si sentimos sed es que ya estamos deshidratándonos.
Si queremos alejar el estrés, mantengamos un vaso o una botellita de agua siempre a nuestro lado y bebamos pequeños sorbos continuamente.
Otra consecuencia de la deshidratación es el cansancio: cuando nos sentimos agotados, debilitados sin causa aparente, la causa, muy frecuentemente, está en la falta de agua.
Cuando hay suficiente cantidad de agua, nuestro volumen sanguíneo alcanza los niveles adecuados y nuestro corazón funciona bombeando la sangre con mayor eficacia.
Además, la sangre se transforma en un medio más eficaz para transportar el oxígeno y otros nutrientes a las células a través de la sangre.
El principal efecto directo del agua para adelgazar es que incrementa el metabolismo. Además, nos ayuda a sentirnos satisfechos cuando estamos hambrientos: un buen vaso de agua antes de comer reduce la necesidad de comida.
Por otra parte muchas veces se confunde la sed con el hambre, sin darnos cuenta de que lo que realmente necesitamos es proveer de líquidos a nuestro cuerpo.
Cuando estamos bien hidratados podemos ejercitarnos durante mucho más tiempo y con más intensidad sin llegar al colapso.
La deshidratación implica perdida de electrolitos en el cuerpo, lo que hace que el organismo no funcione adecuadamente y no aguante la intensidad y prolongación del ejercicio.
Además, ayuda a prevenir las temidas contracturas musculares y mantiene las articulaciones y ligamentos en óptimas condiciones de lubricación.
El agua ayuda a disolver todos los residuos y hace que puedan transitar suavemente por el tubo digestivo, manteniendo al colón con la humedad necesaria.
Cuando no tenemos suficiente agua, el cuerpo absorbe toda el agua que encuentra en el proceso digestivo dejando el colon virtualmente seco, haciendo muy difícil que los residuos pasen.
Una correcta hidratación hace que eliminemos mejor las impurezas de nuestra piel y que el flujo sanguíneo subcutáneo y dérmico sea más adecuado, con lo que nuestra piel se depurará y saneará naturalmente con mayor eficacia.
Beber agua hace que nuestras células cutáneas adquieran mayor volumen hacia el exterior, haciendo que nuestro rostro se rejuvenezca.
Hagamos que el agua sea nuestra crema de belleza.
Los cálculos renales difícilmente se pueden formar en un entorno rico en agua, con una orina convenientemente diluida.
Con mucha agua, diluimos las sales minerales que pudieran cristalizar al ser filtradas por el riñón y enviadas a la orina.
La cantidad de agua que necesitamos no es igual para todos: depende de nuestro tamaño, de cuánta actividad estemos realizando, así como del clima que enmarque dicha actividad.
Y por supuesto de nuestro estado de salud: no es lo mismo cuando tenemos fiebre, por ejemplo.
Las recomendaciones generales son 3 litros diarios para los hombres y 2,2 para las mujeres.
Y no es suficiente con dejarnos guiar por la sed para saber la cantidad de agua que necesitamos: siempre es más, pues como hemos explicado, la sed ya indica deshidratación.
Como hemos visto, los beneficios son inmensos, así que no nos cansemos nunca de beber agua.
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