Hasta hace poco tiempo, comer huevos estaba considerado casi como caminar por la cuerda floja: se ha estado advirtiendo durante muchos años de los perjuicios que ocasiona comer más de dos o tres huevos a la semana.

Y desgraciadamente se ha estado descuidando los múltiples beneficios que aportan, y lo necesarios que son para una correcta nutrición.

Hoy vamos a dar algunas razones para volverlos a incorporar en nuestra dieta.

Necesitamos una serie de minerales ineludiblemente, para que nuestro cuerpo pueda funcionar adecuadamente, como por ejemplo, el hierro, el zinc, el fósforo y algunos oligoelementos como el yodo. 

Estos compuestos son esenciales para mantener un nivel de glóbulos rojos adecuado (hierro), pues si no nos sentiremos cansados, descuidados, gruñones (síntomas de anemia).

Para que nuestro sistema inmunológico funcione adecuadamente y ayudar a que nuestro cuerpo convierta los alimentos en energía (zinc).

Para mantener nuestros huesos y dientes sanos (fósforo).

Para producir adecuadamente hormonas tiroideas (yodo), vitales para que nuestro metabolismo sea adecuado. 

O antioxidantes como el selenio que ayudar a reducir el riesgo de cáncer.

Ha sido costumbre identificar el contenido de colesterol del huevo con el acúmulo del mismo en nuestro cuerpo.

Y a pesar de ello, hoy se sabe que no hay evidencia de que este contenido de colesterol de la dieta, incremente nuestro colesterol.

Sin las vitaminas no podemos funcionar.

Y una de las razones que podemos esgrimir para consumir huevos se halla precisamente en su riqueza vitamínica:

Contiene vitaminas B2 (riboflavina), fundamental para convertir los alimentos en energía.

Vitamina A (retinol), imprescindible para nuestra vista y el crecimiento celular.

Vitamina E (tocoferol), que nos proporciona una defensa de primera línea contra los radicales libres que ocasionan daño en nuestros órganos y tejidos y que pueden causar cáncer.

Y Vitamina B12 (cobalamina), que es imprescindible para que nuestros órganos formadores de sangre puedan crear los glóbulos rojos.

Así que son fundamentales para los períodos de crecimiento, pero también a lo largo de la vida.

Un elemento bastante determinante a la hora de reducir las probabilidades de desarrollar cáncer de mama es la colina.

Cuando hay un alto consumo del mismo, se ha demostrado que se reduce hasta en un 25 % la probabilidad de desarrollarlo. 

Y la colina se encuentra principalmente en la yema del huevo. 

Un huevo grande contiene alrededor del 33 % de la dosis diaria recomendada, es decir, los huevos enteros son una de las mejores fuentes naturales de colina.

Así que dejémonos de comer la pura clara y reanudemos la deliciosa costumbre de las tortillas con los huevos enteros.

No solamente por su contenido en vitamina A, como hemos comentado, sino por su riqueza en zeaxantina y luteína, dos antioxidantes que han demostrado que evitan la degeneración macular, los huevos son fundamentales si queremos conservar la integridad de nuestra visión más allá de los 80.

Gracias a su contenido de aminoácidos esenciales, las proteínas del huevo es de alta calidad.

Así que si hemos de reparar los músculos después de ejercicios intensos, la mejor manera natural es a base de huevos, y eso es algo que conocen todos los deportistas.

Hemos visto porqué no debemos prescindir de los huevos para conseguir una dieta equilibrada, saludable y que además, nos haga perder peso, si la sabemos organizar. 

A ello, pues, y a disfrutar de este magnífico manjar de la naturaleza.