Es de sobra conocido el hecho de que el azúcar influencia el comportamiento. Muchas personas sufren irritación, ansiedad, fatiga, insomnio y problemas para concentrarse debido sobre todo a los picos de este nutriente en el torrente sanguíneo. Y a pesar de toda la evidencia que existe, no estamos lo suficientemente concientizados sobre los efectos de esta sustancia que es prácticamente tóxica para nuestro cuerpo y mente.

Se calcula que comenzar a liberarse de los ataques de algo dulce toma por lo menos 1 semana. Sin embargo, modificar el hábito de consumir muchos azúcares te quitará la dependencia de ciertos grupos de alimentos (como lácteos, granos refinados y golosinas). Libre de la influencia de los efectos dañinos que provoca la comida industrializada, podrás conocer mejor las verdaderas necesidades de tu organismo.

• Se crea una adicción: cuando desayunas alimentos altamente azucarados, tu páncreas responde generando una ola de insulina. Esta sustancia convierte el azúcar en energía para las células; sin embargo, el pico de azúcar en sangre provoca una respuesta desmesurada de las glándulas adrenales, que trabajan más de lo normal y liberan cortisol. A su vez, el cortisol genera resistencia a la insulina.
  
  Como ves, los químicos en tu organismo comienzan a luchar y esto acelera el pulso cardíaco y genera ansiedad. La solución que encuentra tu cerebro es reclamarte una porción extra de hidratos de carbono refinados, cafeína y azúcar, que por lo general se traduce en la pausa de café de media mañana en tu oficina. Mientras más tiempo tu cuerpo siga en este patrón, más riesgo tendrás de sufrir mal de Alzheimer dentro de algunos años.

• Se incrementan las inflamaciones: el azúcar provoca una respuesta altamente inflamatoria en el cuerpo, derivada de su influencia sobre la flora intestinal y el aumento de la insulina. Una alta inflamación en el cuerpo puede llevarte a desarrollar enfermedades crónicas, entre ellas, desequilibrios mentales.
  
  
• Se alteran las hormonas: cuando el organismo libera cortisol para balancear el nivel de azúcar en sangre, necesita también producir progesterona. Esta hormona incrementa el flujo de cortisol en el cuerpo. Además, la insulina provoca un aumento de testosterona, lo que podría llevar a desarrollar problemas en los ovarios. También se incrementa el estrógeno, por lo que se agravan ciertos síntomas de malestar pre-menstrual como la irritabilidad y el mal humor.

• Limitar las porciones: los nutricionistas recomiendan una ingesta de azúcar (bajo la forma de caramelos, tortas o helados) de entre 2 y 4 porciones por semana. Este es el lineamiento básico para quitarse de encima el mal hábito de un alto consumo de azúcar.
  
  
• Incrementar el consumo de grasas: las grasas naturales, provenientes de buenas fuentes (aceite de coco, grasas de origen animal provenientes de ganado criado con pasturas) ayudan a contrarrestar la urgencia de consumir azúcar en exceso.
  
  
• Incluir mayor cantidad de granos integrales: estos alimentos enteros tienen un papel fundamental en la estabilización del azúcar en sangre y la salud del cerebro. Por el contrario, los granos que provienen del trigo, el maíz genéticamente modificado y otras fuentes manipuladas provocan inflamaciones digestivas y aportan toxinas dañinas. Los expertos recomiendan eliminar de la dieta las harinas presentes en productos altamente procesados.
  
  
• Incorporar almidón sano: ciertos tipos de hidratos de carbono, como los del almidón, contribuyen a equilibrar el azúcar en sangre y aportan mayores beneficios nutricionales que el azúcar. Por ejemplo, 1 patata dulce equivale a 4 cucharadas de azúcar de mesa, pero estabiliza la adiponectina y brinda vitamina B, fósforo, magnesio, hierro, cobre, manganeso, zinc, cromo, betacaroteno y selenio. Además, la patata calma la inflamación.