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ALIMENTACIÓN EQUILIBRADA -
¿POR QUÉ A VECES COMEMOS POR ANSIEDAD Y NO POR HAMBRE?
Cuando estamos frente a situaciones de estrés, sentimos antojos de comer determinados alimentos. Nos enojamos con nosotros mismos por desearlos; sin embargo, no nos damos cuenta de que esa urgencia nos está comunicando muchas cosas sobre nuestro organismo. Veamos cuáles son las razones de estos ataques.
Una forma de recargar tus reservas es añadiendo sal marina a tus comidas (es mucho más completa en minerales que la sal de mesa común) También, determinados tipos de algas contienen una generosa proporción de electrolitos. Agrega algas a tu almuerzo y cena en pequeñas cantidades para calmar tu urgencia de sal. Asimismo, las semillas de cáñamo y chía son ricas en minerales y son fáciles de llevar a todas partes.
Por otra parte, los antojos de azúcar son una demanda de energía por parte del cerebro, que transforma la glucosa en energía para realizar tus actividades cotidianas. Muchas veces, cuando intentamos comer más sano o buscamos adelgazar, nos mantenemos alejados de los hidratos de carbono, haciendo que el organismo utilice las proteínas y grasas para convertirlas en glucosa.
Siguiendo este tipo de regímenes en un momento de tu vida en que sufres de estrés, careciendo al mismo tiempo de apoyo emocional, puedes caer muy rápidamente en la tentación de comer azúcar. Tienes que considerar tu alimentación como un todo e incluir todo tipo de nutrientes en las proporciones adecuadas, e incluso, suficientes calorías para funcionar.
Tu cuerpo te demanda actividad física: ¿te ha pasado tener muchas ganas de comer chocolate a la hora de la siesta? Esto a menudo significa que estás muy cansado luego de una larga jornada de trabajo. Tu cuerpo y mente necesitan descansar o incluso moverse.Cuando sientas un impulso de comer por ansiedad, cierra los ojos unos segundos y descansa en tu escritorio. Trata de percibir las sensaciones que pasan por tu cabeza. O quizás lo que necesitas es levantarte y estirarte. Tómate 10 minutos para dar una caminata o subir las escaleras. Estar todo el día sentado es muy perjudicial y el organismo lo sabe.
Tu cuerpo está asumiendo emociones intensas: enojo, frustración, dolor, cólera, tristeza son sensaciones que pueden llevarte a sentir un antojo de comida. Buena parte de nuestra urgencia de comer ciertos alimentos es la manifestación física de un problema emocional. Puede que tus atracones de azúcar vengan de estar presionándote a ti misma para ignorar tus sentimientos.Tienes que considerar siempre que tus antojos significan ALGO. No son malos en sí mismos, ni tenerlos es sinónimo de que eres débil. Trata de satisfacerlos cuando lo consideres imprescindible y procura entender las causas de esa ansiedad para poder superarla.
Aprender a manejar estos deseos de comer te llevarán
a encontrar una vida mejor, más saludable, y a alcanzar el cuerpo que quieres.
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