Como en todos estos tipos de tratamiento, existen defensores y existen detractores. En Dietas.net queremos que tengas toda la información posible para que puedas tomar la decisión que más te convenga, así que toma nota.
La carboxiterapia es un método no quirúrgico que usa CO2 por vía subcutánea, para evitar así la retención de líquidos, la aparición de celulitis e incluso problemas como las micro varices o las estrías.
Según parece, surgió ya en la década de los 50 de la mano de un grupo de cardiólogos, que pretendían favorecer la circulación sanguínea de sus pacientes con este aparato.
Básicamente, el proceso se inicia con la infiltración de CO2 bajo la piel por medio de una aguja esterilizada. Esta aguja está conectada al aparato que genera el CO2, y que permite así regular su flujo y controlar la dosis administrada.
Según los expertos, este procedimiento no presenta efectos secundarios, a excepción de la posibilidad de sufrir un ligero dolor tras las inyecciones, que en todo caso será siempre leve y muy localizado.
Lo que, según dicen, provoca el CO2 al penetrar en la piel es una hiperdistensión del tejido subcutáneo que, a través de unos procesos, provoca la destrucción de las células grasas.
Además de combatir la celulitis, la carboxiterapia se utiliza para reducir medidas en general (para la obesidad localizada), para los problemas de flacidez, las estrías, las micro varices y los procesos previos y posteriores a la lipoesculturas.
Antes de iniciar cualquier proceso de estas características debes intentar evitar la celulitis por medio de una dieta sana y equilibrada y ejercicio regular, e incluso apuntarte a las infusiones y alimentos depurativos y diuréticos. Sí aún así quieres optar por uno de estos tratamientos, te recomendamos que te informes bien y acudas a centros especializados donde te aseguren calidad y atención médica cualificada.