La industria de los suplementos alimenticios genera nada menos que 19 billones de dólares al año. ¿Por qué? Ponte a pensar un momento y comprobarás que muchos nutricionistas, fabricantes de alimentos y medios de comunicación insisten en lo importante que son los minerales y las vitaminas para nuestra salud. Sin embargo, la regla del “mientras más, mejor” no funciona aquí.

Debemos tener cuidado con todos los nutrientes que consumimos cotidianamente, por más que parezca saludable incrementar la dosis de algunos de ellos. 

Claro: si la ingesta diaria recomendada (IDR) de, por ejemplo, vitamina B es tal ¿por qué no aumentarla y así tener una mejor salud? Este es el razonamiento que la mayor parte de la gente hace.

La razón es que –como afirman la mayor parte de los profesionales en alimentación y salud- las dosis exageradas de un nutriente, incluso de vitaminas, pueden resultar dañinas para el organismo y en el mejor de los casos, resultar inútiles. Además, es muy probable que ninguna pastilla pueda sustituir los beneficios de una alimentación saludable.

Los minerales y vitaminas son elementos indispensables para que el cuerpo se desarrolle con niveles de crecimiento normales y funcione al 100%. Algunos de ellos son responsables de desencadenar reacciones químicas importantes en el organismo, mientras que otros estimulan la renovación celular.

Para diferenciarlas de otros tipos de nutrientes, los nutricionistas llaman a las vitaminas “micronutrientes”. Son importantes para el correcto procesamiento de otras clases de elementos, los macronutrientes, tales como los hidratos de carbono, las proteínas y las grasas. Por eso, el cuerpo necesita vitaminas en pequeñas cantidades (las cantidades generalmente se recomiendan en mg). Representan una ayuda para asimilar otros nutrientes esenciales.

Sin embargo, por más humilde que parezca su función, no pueden faltar en ninguna dieta. La carencia de vitaminas provoca enfermedades como el escorbuto, la pelagra y el beriberi. En los países más pobres, éstas dolencias se presentan con mayor frecuencia y por eso muchos gobiernos han decidido reforzar con vitaminas algunos alimentos industrializados, por ejemplo el pan y la leche.

No es imprescindible comprar suplementos dietarios para tener la dosis recomendada de vitaminas por día. Manteniendo una alimentación equilibrada, puedes darle a tu cuerpo todos los elementos que necesita.

Audrey Cross, profesor asociado de la Escuela de Salud Pública de Columbia (Estados Unidos) asegura que muchas personas no incorporan la cantidad requerida de vitaminas porque incluyen pocas frutas y verduras en su dieta, alimentos ricos en estos nutrimentos. Los expertos recomiendan tomar al menos 5 porciones diarias de estos alimentos, pero la mayor parte de la gente consume sólo 2 o 3 cada día.

Asimismo los granos integrales son una fuente importante de vitaminas y fibras, por lo que resulta útil incorporarlos al régimen cotidiano. Vale aclarar también que muchos nutrientes esenciales de los alimentos sanos no se encuentran en los suplementos dietarios. 

Por eso, recomendamos consumir pastillas sólo con recomendación médica y en casos, o riesgo, de deficiencia nutricional. Generalmente se prescriben suplementos vitamínicos a grupos con más riesgo como mujeres embarazadas o en edad fértil, o niños con bajo peso o dieta inadecuada, en estos casos y con la previa valoración médica si es necesaria la suplementación como método preventivo.