Actualmente, los antibióticos de farmacia son prescritos y consumidos en exceso. Algunos médicos los dan a los pacientes como si fueran caramelos, muchas veces a quienes no deben dárselos. Un relevamiento del año 2010 del Centro de Control de Enfermedades en Estados Unidos, mostró que se entregaban 833 remedios cada 1000 personas.

A menudo los doctores recetan antibióticos para infecciones virales, cuando en realidad solo resultan efectivos para infecciones de tipo bacterial. Para peor, el sobre-consumo puede provocar que las infecciones futuras sean mucho más difíciles de curar, porque los antibióticos merman las colonias de bacterias buenas en el intestino. Además las infecciones con el tiempo crean resistencia contra los antibióticos, volviéndolos inútiles para atacar los microorganismos dañinos.

Si de verdad quieres hacer que tu cuerpo sea menos vulnerable a las enfermedades, debes dejar de tomar medicamentos a mansalva y no excederte con los antibióticos. Pero también puedes probar con ciertos alimentos que tienen propiedades anti-bacterianas, como por ejemplo la miel. Un grupo de investigadores de la Universidad de Salve Regina, en Newport, están estudiando los efectos antibióticos de la miel de abejas.

Mitiga las infecciones: según un estudio presentado en el Encuentro Nacional de la Sociedad Química Americana, la miel lucha contra las infecciones a todo nivel, haciendo a las bacterias mucho más difícil el generar resistencia. Sus polifenoles y el hidrógeno de peróxido eliminan los microorganismos dañinos; además, su alto contenido de azúcar hace que las bacterias exuden el agua, se deshidraten y mueran.

Evita la formación de colonias bacterianas: muchas veces, las bacterias se agrupan sobre una superficie creando una película infecciosa. La miel impide que los agentes patógenos se reúnan y liberen las toxinas que provocan las enfermedades. Gracias a las propiedades de este alimento natural, las bacterias no pueden comunicarse y expandirse. En consecuencia, se vuelven más susceptibles a los efectos de los antibióticos convencionales, permitiendo el tratamiento.

Es fuente de antioxidantes: los polifenoles, un tipo de antioxidantes presentes en la miel, tiene una poderosa acción antimicrobiana, antivirósica y antifúngica. De manera que ayuda a lidiar con todo tipo de agentes intrusos perjudiciales para la salud. Se ha comprobado que lucha contra escherichia coli, staphylococcus aureus y pseudomonas aeruginos. Incluso, la miel puede reducir hongos no detectados por estudios médicos que llegan a ser la causa de enfermedades crónicas. 

Algunos expertos aseguran que la miel es tan poderosa en la destrucción de las bacterias, que debería ser lo primero a recetar por el médico para tratar una infección bacteriana. Gracias a que este alimento ataca los agentes patógenos desde múltiples ángulos, puede convertirse en la primera opción antes de los antibióticos recetados. Estos fallan porque se centran solamente en el proceso de crecimiento principal de los microorganismos.

Incluso los medicamentos recetados destruyen la flora intestinal y crean resistencia; así, deberían funcionar como un último recurso, para evitar formar microorganismos resistentes a los medicamentos. A la hora de consumir miel, debes intentar elegir alguna que no esté filtrada, procedente de un criadero de abejas. A menudo la miel del supermercado es falsa o contiene muchos aditivos.