El ejercicio contrarresta la secreción de las hormonas del estrés en el sentido de que genera endorfinas, hormonas que generan en el cerebro un estado de relajación y bienestar. Una forma de generar estas endorfinas es dar un paseo luego de un largo día. Incluso, si es viable para ti, puedes ir desde el trabajo o lugar de estudio caminando hacia tu casa y de esta forma llegar relajada y desconectarte.

Lo más importante es que encuentres esa actividad o esa práctica que te ayude a controlar o manejar el estrés y de esta forma logres bajar los niveles de cortisol en tu cuerpo. Esto te va a servir para tener mayor bienestar en general y para controlar tu peso a la vez.

En cuanto a la otra hormona del estrés, la neuropeptide Y, ésta no genera la acumulación de grasa sino que actúa en la células de grasa que ya existen dentro del organismo y hace que se generen nuevas células de grasa, influye para que se generen nuevos vasos sanguíneos hacia las células de grasa y ayuda a promover su crecimiento y desarrollo. Además, tanto el cortisol como la neuropeptide Y contribuyen a disminuir el metabolismo, aumentar los antojos por alimentos dañinos para nuestra salud y para nuestra dieta y almacenar grasa en el cuerpo difícil de eliminar en el futuro.

Las hormonas relacionadas con el estrés se llaman Cortisol y Neuropeptide Y. Ambas hormonas tienen una relación directa y negativa en la forma en la que tu cuerpo responde y en la forma en que te afecta para adelgazar.

La hormona cortisol actúa directamente en los depósitos de grasa, especialmente los que se forman alrededor del estómago ya que lo que le dice el estrés al cuerpo instintivamente es que está en una situación de peligro y debe almacenar grasa ya que puede ser que no haya comida en mucho tiempo, se debe preparar para un posible peligro o haya una situación de vida o muerte. O como también se conoce, la respuesta instintiva de todo ser humano y que viene de nuestros antepasados: “correr o pelear”.     

Las hormonas de estrés también afectan a los antojos que nos dan cuando estamos estresadas. Lo que hace el cortisol es que te hace dar ganas de comer la peor comida que puedes comer sea que estés en una situación de estrés o no: chocolate, grasa, harinas refinadas, entre otros. Además que te hace dar más hambre de lo normal.

El problema del estrés no es cuando se da en cortos periodos de tiempo sino cuando se da en largos periodos, se vuelve crónico y sentimos que no lo podemos controlar, estando constantemente segregando estas hormonas que nos hacen comer más y mal impidiéndonos de esta manera llevar una dieta equilibrada.

Lo primero que hay que hacer es reconocer como tu cuerpo en particular responde al estrés: ¿te duele la espalda, sientes presión en los hombros, en la frente, sientes tensa la mandíbula? Cuando empiezas a sentir estos signos lo que debes hacer es ser consciente de lo que te está pasando y luego hacer algo para aliviar ese estrés de la mejor manera posible.

Algunas opciones buenas para aliviar el estrés son: hablar con un amigo, con un familiar y desahogarse, o simplemente distraerse y hablar de otros temas diferentes a los que están generando el estrés. Dar una caminata por un parque. Existen prácticas milenarias que son famosas por aliviar el estrés y llevar a sus practicantes a estados de total relajación como la meditación y el yoga.

Si el problema es el trabajo, lo mejor que puedes hacer es no almorzar en el escritorio y salir del edificio al menos una vez al día y respirar el aire libre, ver otra cosa aparte de tu computadora. Otras actividades que hacen disminuir los niveles de estrés en el cuerpo, es abrazar a alguien o buscar estar en una relación de pareja estable.