Después de 3 meses de vacaciones, va siendo hora de que los más pequeños de la casa retomen su vida diaria; volver al colegio, a las actividades extraescolares y, fundamentalmente, a realizar una alimentación equilibrada.
Los responsables de la alimentación, el desarrollo y el cuidado de nuestros hijos somos los padres, los cuales debemos velar por el bienestar de ellos. Y qué mejor manera de verles crecer saludablemente que mediante una dieta sana y equilibrada. La alimentación en etapa de crecimiento es un factor muy importante ya que de ella se obtiene la energía y fuerza diaria.
La clave de una alimentación sana está en la variedad de alimentos. Los padres somos los responsables de inculcar a los niños una buena conducta alimentaria, es decir, enseñarles a comer de todo, tanto lo que más les gusta como lo que menos.
La pirámide alimentaria para niños y adolescentes está compuesta de
cuatro caras. Cada grupo proporciona algunas de las sustancias nutritivas y la energía que los niños necesitan.
La primera cara o la base de la pirámide es la ingesta de
6 raciones diarias de cereales, pasta, arroces, plátano, fécula y pan. En la segunda cara
se destacan los alimentos de
origen vegetal y frutas junto con el aceite de oliva de origen vegetal, originario de la dieta mediterránea. En un escalón por encima encontramos alimentos de
origen animal, entre los cuales cabe destacar la carne, el pescado, el huevo, los embutidos magros y los lácteos. Y finalmente, en la cima de la pirámide se hallan los
productos que se deben de consumir con menos frecuencia, como la mantequilla, embutidos, legumbres, frutos secos y alimentos grasos.
Para que un niño o adolescente mantenga una dieta sana debe realizar
cinco comidas al día. Es muy importante no saltarse ninguna comida, en especial el
desayuno, ya que la ingesta de alimentos de buena mañana ayuda a afrontar todas las actividades que se realizan durante el día.
También tenemos que destacar la importancia en la ingesta de
líquidos. Recuerda que nuestro cuerpo es un 65% de agua, y por ello debemos beber agua o refrescos en abundancia a lo largo de la jornada. Una forma para crear este hábito en los niños es que disfruten bebiendo líquidos variando las bebidas que les damos: zumos, refrescos, batidos, etc.

No hay que olvidar que una dieta completa y sana se tiene que complementar con la
actividad física. Sobre todo, entre las etapas de crecimiento y desarrollo es idónea la práctica de algún deporte.
Sabemos lo complicado que es sacar a los niños de casa, porque allí tienen todas las comodidades del mundo, sobre todo si disponen de consola y televisión. Pero es importante hacerles entender que el
sedentarismo, a la larga, les provocará problemas de salud y que cuanto más tarden en hacer deporte, más difícil les será acostumbrarse al ejercicio físico.
Ante todo hay que dar libertad a los niños para que practiquen el deporte que más les guste. Puede que ni siquiera haga falta apuntarles a fútbol, baloncesto o voleibol. Basta con que salgan a jugar al parque, o que se acostumbren a ir andando a lugares cercanos en vez de esperar a que los lleven en coche. De vez en cuando conviene realizar alguna excursión al campo que les permita respirar aire puro y estar en contacto con la naturaleza.
El
ejercicio físico ayudará al niño en su etapa de crecimiento, fortaleciendo sus huesos y sus músculos y dotándole de una mayor capacidad de resistencia. También le servirá para desconectar del estrés escolar y para fomentar la relación con otros chicos y chicas de su edad que también practiquen deporte.
Paralelamente, hay que respetar las
horas de descanso del niño, entre 8 y 9 al día. Es muy importante que adquiera una rutina de sueño, de forma que se acueste y se levante más o menos a la misma hora. Se pueden hacer excepciones los fines de semana, pero sin pasarse, pues el lunes le costará volver a la escuela.
Durante los primeros años de su etapa escolar es esencial la formación de hábitos alimentarios.
- Educarles a comer de todo.
- Atender las necesidades de energía, es un periodo importante de la vida para el normal crecimiento y desarrollo, y de gran actividad física.
- Cuidar el aporte de proteínas de muy buena calidad (carnes, pescados, huevos, lácteos).
- Habituarles a un desayuno completo.
- Evitar el abuso de dulces, golosinas y refrescos.
- Dedicar el tiempo necesario para que el niño aprenda a disfrutar a comer. Los alimentos no deben ser percibidos por él como un premio o un castigo.
En esta etapa de crecimiento se debe de cuidar el aporte energético de la dieta controlando el peso y ritmo de desarrollo del niño.
- Evitar que abusen de dulces, refrescos, quesos grasos y de alimentos muy salados.
- Ingerir a diario lácteos, frutas, verduras, ensaladas, pan, carne, pescados (blancos y azules), huevos, legumbres, arroz y pasta.
- Se recomienda no abusar del consumo de bollos, dulces y refrescos, y por supuesto, nada de tomar bebidas alcohólicas.
Esta etapa es conocida como el "
estirón" y es donde se llega alcanza la estatura definitiva. Para ayudar al cuerpo a terminar de desarrollarse es muy importante seguir una dieta adecuada para que el organismo pueda terminar de formar los músculos y el esqueleto.
- Vigilar los excesos procurando no caer en el sobrepeso o la obesidad.
- La familia es la responsable de supervisar el tipo de dieta que siguen los escolares, para evitar que no abusan de alimentos "basura" o caer en inapetencias peligrosas.
- Estimularles a llevar una vida activa, incluyendo la práctica de algún deporte.
- Evitar hacer de la comida una situación de conflicto que interfiera con las relaciones personales.
- Informarles sobre la correcta nutrición y su importancia para la salud, la estética y el bienestar en general.