Suele haber confusión a la hora de emprender sin asesoramiento una dieta de pocas calorías. Esto puede dar lugar a que también se reduzcan excesivamente, sin saberlo, nutrientes que son esenciales, y esto puede hacer que tengamos problemas de salud serios.

Hemos de tener en cuenta que cada función que nuestro cuerpo desarrolla, necesita su cuantía de energía para realizarla sin problemas. Es un hecho que incluso durmiendo, se consumen calorías, por eso, aun cuando estemos tratando de perder peso, necesitamos obtener un mínimo concreto de calorías.

Ateniéndonos a las diferencias de sexo, tamaño corporal, edad  y nivel de actividad física, los parámetros difieren, según las publicaciones científicas, pero en general, las calorías mínimas que debemos consumir giran en torno a las 1500 si hablamos de hombres, y 1200 si nos referimos a mujeres.

No olvidemos que cuando consumimos bastante menos de lo que nuestro cuerpo necesita, éste comienza a tirar de los depósitos de energía almacenada, que en su mayoría es grasa.

Sin embargo, si éstos se consumen por un déficit extremo de calorías, se comienza a usar el músculo como fuente de energía, y esto sería un problema serio.

Si comemos muy por debajo de nuestras necesidades durante mucho tiempo, aunque perdamos mucho peso, podemos perjudicar seriamente nuestra salud, ya que estamos privando a nuestro cuerpo de la energía que necesita para realizar sus funciones. 

Así, podemos empezar a sufrir hipotensión arterial, con mareos y síncopes, agravados además, por la carencia de suficientes carbohidratos en sangre. 

El cabello se torna frágil y quebradizo y puede caerse más de lo normal, la piel se vuelve seca, las uñas quebradizas, la densidad de nuestros huesos desciende peligrosamente y el corazón late irregularmente.

Tenemos fatiga constante, la menstruación desaparece y el estreñimiento se convierte en el compañero habitual.

Cuando reducimos drásticamente nuestro consumo calórico, al principio, tal vez incluso durante bastante tiempo, dependiendo de nuestro sobrepeso, perderemos lo que nos sobra.

Pero si prolongamos esta dieta súper restrictiva, podemos llegar a detener la pérdida de peso, ya que nuestro cuerpo entraría en “modo hambre”; se reduce el metabolismo al mínimo con lo que la velocidad a la que nuestro cuerpo quema las calorías desciende radicalmente. 

Así que si queremos continuar perdiendo peso de una forma constante, evitemos entrar en el “modo hambre”, aportándole a nuestro cuerpo las calorías suficientes para que mantenga todos sus procesos metabólicos en funcionamiento.

Si lo que queremos es perder peso, básicamente, entonces, aunque no seamos fans del ejercicio, es éste precisamente el medio más eficaz para lograrlo, mejor incluso que comer menos.

A la hora de reducir nuestras calorías, deberíamos siempre hacerlo después de hacernos revisar por nuestro médico, y de que éste estudie nuestras necesidades nutricionales, implementando un régimen de restricción calórica adecuado a nosotros.

Y por supuesto, nunca bajar de las 1200 – 1500 calorías diarias, si es que queremos conservar la salud.