Se calcula que por lo menos 6 millones de personas en Estados Unidos padecen insuficiencia cardíaca; y el 50% morirá dentro de los 5 años transcurridos a partir del diagnóstico. 

Este grave problema de salud genera millones de dólares al año en tratamientos de prevención y cuidados. No obstante, más allá de los medicamentos y operaciones puedes reducir los riesgos de sufrir un ataque al corazón por medio de una alimentación adecuada.

En efecto, la Asociación Cardíaca Americana recomienda una dieta con mayor consumo de frutas y vegetales, granos integrales, lácteos descremados, pollo, pescado y frutos secos. También aconseja comer –al menos tres veces por semana- pescados ricos en ácidos grasos esenciales Omega 3, como salmón, trucha y arenque. Pero además, la Asociación insiste en que debemos consumir más pollo, garbanzos y frutos de mar que carnes rojas.

En realidad, no está mal comer carne siempre que seas moderado con la cantidad. Debes procurar que la ingesta diaria no sea de más de 170 gramos; aparte, debes optar por carnes magras. 

Es importante que el alimento esté poco procesado, pues diversos estudios han demostrado que las carnes elaboradas (como salchichas, embutidos, morcillas y paté de hígado) incrementan los riesgos de sufrir un ataque al corazón.

El Instituto Karolinska, en Estocolmo, fue el primero en encarar una investigación sobre la incidencia de las carnes no procesadas y procesadas en las posibilidades de padecer deficiencias cardíacas. Un grupo de científicos siguió a más de 37 mil varones de entre 45 y 79 años sin antecedentes de cáncer o problemas del corazón durante 12 años. Llegaron a la conclusión de que aquellos que comían más carnes rojas procesadas tenían 28% más riesgo de sufrir un ataque.

Además, eran 2 veces más susceptibles de morir de un ataque al corazón comparados con los varones que comían menos cárnicos elaborados. Quienes ingerían 75 gramos o más diarios de este tipo de productos eran más vulnerables a los problemas de corazón que aquellos que solo consumían hasta 25 gramos por día. Los investigadores encontraron que casi 3 mil de los pacientes estudiados pasaron por un ataque y 266 no sobrevivieron.

Las conclusiones son evidentes: cada 50 gramos extras de carnes procesadas que se consumen, aumenta un 8% el riesgo de fallo cardíaco y 38% el riesgo de morir por esta deficiencia. Sin embargo, el estudio no encontró relación entre la ingesta de carne roja sin procesar y un ataque al corazón. Se espera encontrar resultados similares en nuevos estudios emprendidos con mujeres.

Teniendo en cuenta estos hallazgos, Joanna Kaluza, profesora en el Departamento de Nutrición Humana en la Universidad de Varsovia, Polonia, explica que para reducir las probabilidades de sufrir un ataque al corazón es necesario evitar los cárnicos procesados en la dieta y también limitar la cantidad de carne roja no procesada que se ingiere. Lo ideal es un máximo de 2 porciones por semana.

En lugar de consumir mayores cantidades de este alimento, debes tratar de incorporar a tu dieta otros elementos más sanos como frutas y verduras, nueces, pescado y productos hechos con granos enteros.