Los defensores de la comida orgánica aseguran que es más nutritiva, sabrosa y segura, además de que también es producida respetando el medio ambiente. No obstante, algunos expertos aseguran que no existe evidencia suficiente que pruebe ventajas reales de los alimentos orgánicos sobre los que no lo son. sin duda es un tema de controversia y diferencia de opiniones.

A pesar de las controversias, lo cierto es que la venta de productos orgánicos cada vez crece más, aún siendo bastante más caros que los alimentos tradicionales. La Asociación de Comercio Orgánico reveló que desde la década del ’90 ha aumentado un 20% más cada año el consumo de comida orgánica. Sigue leyendo sobre el tema para decidir si incorporarla a tu dieta o no.

El Departamento de Agricultura de Estados Unidos elaboró una serie de estándares nacionales que permiten clasificar una comida como orgánica. Los alimentos deben ser cultivados siguiendo métodos tradicionales y evitando pesticidas y herbicidas convencionales, depuradores, fertilizantes sintéticos, sistemas de ionización y bioingeniería. Por otra parte, deben de ser sembrados en una tierra libre de estos elementos por más de 15 años, ya que estas sustancias no son fáciles de eliminarse de las tierras.

Asimismo, los animales orgánicamente criados deben ser alimentados con comida orgánica y no deben haber sido tratados con hormonas de crecimiento ni antibióticos. Además, las granjas deben tener espacio suficiente para que los animales se muevan libremente y puedan buscar pasturas.

Si un alimento ha sido clasificado como “orgánico”, significa que como mínimo el 95% de sus ingredientes son orgánicos. Diversos organismos avalados por el gobierno se encargan de inspeccionar criaderos y tierras de cultivo para comprobar que cumplen con los estándares.

Estudios comprueban que  la mayor fuente de exposición a pesticidas es a través de la dieta y que la ingesta de agroquímicos se reduce considerablemente al consumir alimentos orgánicos. Una investigación demostró que los cultivos orgánicos tienen solo 1/3 de residuos de pesticidas en comparación con los tradicionales. No obstante, el porcentaje de agroquímicos que contienen los alimentos convencionales está por debajo de los niveles dañinos para la salud.

Aunque algunos estudios sugieren que estos residuos en el organismo pueden llegar a causar células mutantes y por ende, cáncer.

La verdadera cuestión está en saber si esas pequeñas dosis, acumuladas a lo largo de años, pueden traer complicaciones al organismo. Y los científicos siguen investigándolo.

Incluso, algunos expertos están preocupados por los fertilizantes elaborados con estiércol, que aumentan el riesgo de contaminar los alimentos con microbios muy peligrosos para la salud, como la escherichia coli. Ciertos estudios han probado que la comida orgánica presenta un índice más alto de bacterias que la comida tradicional.

Más allá de las diversas opiniones, quienes saben del tema coinciden en que la mejor manera de protegerte de una intoxicación es lavar todas las frutas y verduras con agua potable. No importa si luego vas a pelarlos o no; debes evitar llevar las bacterias a la pulpa cuando cortes un trozo con el cuchillo.

Por otro lado, todavía no se puede decir con certeza que los alimentos orgánicos son más nutritivos que los convencionales. Algunos estudios revelaron que las frutas y verduras orgánicas tienen mayor contenido de vitamina C y ciertos minerales y antioxidantes; sin embargo, la diferencia con los alimentos comunes es mínima y no tendría impacto en la salud.

Lo que sí se sabe con seguridad, es que si quieres obtener los máximos beneficios nutricionales de la comida, debes consumirla fresca. Hay ciertos elementos–como la vitamina C- que se oxidan muy rápidamente. Por eso, si compras alimentos orgánicos y los guardas mucho tiempo en el refrigerador, perderás todas las ventajas de los nutrientes.

Suele asegurarse que la comida orgánica sabe mejor; uno de los motivos es que como las granjas orgánicas producen en menor cantidad, los alimentos llegan más rápido al local donde los compra el consumidor final. Así, la diferencia es que son más frescos que los vegetales y frutas comunes.

Por otra parte, se sabe que estos agroquímicos se acumulan también tanto en el suelo, como en el agua, así que al eliminar su uso en las producciones orgánicas, estamos contribuyendo a una mejor salud ambiental y menos contaminación.

Si estás interesada en reducir la cantidad de pesticidas de tu comida, puedes comprar versiones orgánicas de alimentos que suelen presentar altos niveles de residuos de agroquímicos, como espinaca, garbanzos verdes, cebolla verde, calabacín, pera, durazno, manzana, frutilla, frutos del bosque.

Generalmente estos productos se venden en tiendas especializadas que distribuyen productos orgánicos. En algunos países, como en los Estados Unidos, la demanda es mucho mayor, por lo que hay mayor disponibilidad, no sólo de alimentos orgánicos, si no de productos orgánicos en general. En otros lugares donde no es tan popular este tema, se consiguen en pequeños comercios locales que se dedican a la distribución de alimentos orgánicos.

También, si lo que quieres es incluir menos antibióticos y hormonas provenientes de los alimentos de origen animal, puedes comprar carne, pollo, lácteos y huevos procedentes de granjas orgánicas.

Algunos de estos a veces se venden en el mismo supermercado, en una sección especial para productos orgánicos.