Las células de todo nuestro cuerpo reciben el oxígeno y demás nutrientes a través de la sangre y expulsan a la misma los productos de desecho y el dióxido de carbono resultante del proceso respiratorio.

Pero esto lo llevan a cabo (específicamente el intercambio gaseoso) los glóbulos rojos, que son el componente mayoritario de la sangre y los que le dan su característico color rojizo.

Sin embargo, los glóbulos rojos tienen esta capacidad a causa de una proteína que hay en su interior, la hemoglobina, y ésta es la responsable de la fijación del oxígeno y del dióxido de carbono.

Más interiormente, en la hemoglobina hay una molécula de hierro que es la que la de da a la misma su capacidad de fijación, y el hierro hay que ingresarlo desde la dieta.

Por eso, cuando hay alguna deficiencia dietética o por alguna enfermedad, de asimilación del hierro, se produce anemia

Es importante saber que si mezcla las carnes magras con legumbres o verduras de hoja verde oscura en la comida, la absorción de las fuentes vegetales del hierro se verán incrementada hasta tres veces.

Existe anemia cuando nuestro cuerpo contiene menos glóbulos rojos de los necesarios para mantener una respiración celular adecuada, lo que se puede deber a una baja producción, a un bajo contenido de hemoglobina en los mismos u otros mecanismos más complejos. 

Sin embargo, la más frecuente suele ser por una falta de aporte suficiente de hierro a través de la dieta, o sea, anemia ferropénica.

La cifra recomendada  para los hombres y mujeres posmenopáusicas es de 8 mg de hierro al día, aunque las mujeres que siguen con su periodo deben consumir más, en torno a los 18 mg diarios.

Para incrementar la capacidad de nuestro organismo en la absorción de hierro, es conveniente, además de lo dicho líneas arriba, suplementar nuestra dieta con vitamina C, en dosis diarias de 75 mg y 90 mg para mujeres y hombres respectivamente, y diariamente.

Como hemos explicado, el hierro es imprescindible para el transporte de oxigeno por medio de los glóbulos rojos, por eso es necesario que consumamos alimentos que contengan hierro.

Las fuentes naturales más ricas en hierro las encontramos en vísceras como el hígado y también en las carnes rojas. 

Y si no somos muy carnívoros, también podemos encontrarlo en abundancia en los frijoles, las lentejas, la espinaca y la col rizada (vegetales de hojas verdes oscuras) y también en las uvas, las uvas pasas y las ciruelas pasas. Asimismo, se encuentra en cantidad apreciable en la yema del huevo.

Otro de los factores determinantes en la producción de glóbulos rojos en cantidad suficiente es el ácido fólico, o lo que es lo mismo, Vitamina B9. Esta vitamina del complejo B hace posible que nuestro cuerpo produzca dichos glóbulos. 

Cuando hay bajos niveles de dicha vitamina se produce un tipo de anemia diferente de la ferropénica, pero con resultados fisiológicos similares: falta de oxigenación suficiente de los tejidos.

Encontramos riqueza de ácido fólico en fuentes naturales como los vegetales de hoja verde, los panes y cereales integrales enriquecidos, los frijoles secos, en las nueces y los guisantes.

Como hemos visto líneas arriba, hay otros tipos de anemia, no sólo la ferropénica. 

En este caso, se puede producir anemia porque falta uno de los elementos responsables de que nuestra médula ósea fabrique los glóbulos rojos. Este compuesto es la Vitamina B-12. 

Su carencia determina la anemia megaloblástica, llamada así porque la médula produce entonces unos glóbulos rojos de mayor tamaño, pero con una menor capacidad de transportar oxígeno.

Los alimentos ricos en Vitamina B-12 se halla fundamentalmente en alimentos de origen animal, pero también se añade en algunos llamados “fortificados”, como los cereales para el desayuno y las levaduras nutricionales. 

Pero las fuentes más importantes las constituyen las carnes rojas, el hígado de ternera, el pescado, los productos lácteos en general y los huevos.

Como vemos, hemos de mantener un consumo equilibrado de muchos tipos diferentes de alimentos para que nuestro cuerpo obtenga los elementos necesarios para un correcto funcionamiento. 

Y si sabemos combinarlos y consumir lo adecuado, nunca correremos el riesgo de aumentar de peso.