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RAZONES PARA VIVIR UN ESTILO DE VIDA SALUDABLE
Cuando hablamos de estilo de vida saludable, ello está implicando una serie de actitudes vitales y comportamientos que reviertan en beneficios para la totalidad de nuestro cuerpo.
Éste, como organismo psico-fisológico complejo cuyo equilibrio y salud no es invulnerable a la influencia de factores exógenos, ha de ser atendido.
Pues si queremos mantener no sólo nuestra salud, sino nuestro aspecto físico, y longevidad, hemos de acatar ciertas “normas” que acrecentarán nuestra salud inmunitaria y emocional. Ambos, factores determinantes para lograr los objetivos mencionados.
Vamos a desglosar las razones que nos convencerán de que la adopción de un estilo de vida saludable va más allá de un peso en rango:
Muchos tipos de enfermedades, sobre todo aquéllas que son crónicas, como las cardíacas, el cáncer o la diabetes tipo II, vienen determinadas y/o influenciadas por dos tipos de factores: los genéticos y los ambientales.
Estos últimos son los factores exógenos que pueden determinar que una enfermedad termine expresándose o no, según las circunstancias exteriores propicien su aparición, o no.
Entre estas circunstancias exteriores, tienen un papel predominante nuestro estilo actual de vida.
Y aunque no podemos controlar los factores familiares o genéticos, sí podemos cambiar todos aquellos elementos de nuestro estilo de vida que pudieran desencadenar la manifestación de esa enfermedad “latente”.
Así que el ejercicio, las dietas saludables y la evitación de hábitos nocivos pueden prevenir muchas enfermedades.
Según la Clínica Mayo, caminar diariamente 30 minutos, evitar las grasas saturadas y no fumar, reduce el riesgo de enfermedades cardíacas de una manera ostensible.
También ayuda a prevenir el cáncer, una dieta nutritiva y ejercicio realizado regularmente, en aquéllas personas con mayor riesgo genético.
Según las investigaciones científicas, realizar ejercicio de baja intensidad reduce la fatiga y el cansancio en un 65%, e incrementa los niveles energéticos hasta en un 20%.
Cuando nuestro cuerpo está sano, tenemos niveles energéticos y de fuerza mucho más evidentes, y es que la salud no es sólo la ausencia de enfermedad.
Nuestra longevidad depende no sólo de que no tengamos enfermedades, también los niveles de nuestra energía son determinantes.
Así que la conclusión que la ciencia extrae, es que los adultos sanos deben realizar, al menos, 30 minutos de ejercicio aeróbicos de media intensidad, todos los días.
Pero no es necesario que nos pongamos los 30 minutos seguidos, si es que nuestro tiempo no nos lo permite, sino que a lo largo del día podemos ir haciendo pequeños ejercicios, usando incluso el desarrollo de nuestras actividades:
Si hemos de subir o bajar las plantas de nuestro edificio, no usemos el ascensor, por ejemplo.
Según han demostrado varios estudios de psiquiatría, las dietas ricas en grasas saturadas, azúcares refinados y otros productos procesados, se asocia con niveles aumentados de ansiedad y depresión en mujeres, en comparación con aquéllas cuya dieta es mucho más saludable: rica en verduras, granos enteros y frutas.
Esto es fundamental, ya que el estado de ánimo juega un papel importante en nuestros procesos cognitivos, así como en nuestras capacidades de desarrollo laboral e interpersonal.
Así que incluyendo en nuestra dieta una combinación
equilibrada de proteínas magras, grasas saludables e hidratos de carbono
complejos, nos podemos proteger de caídas emocionales y mentales que
afectan muy negativamente a nuestra salud y por consiguiente, a nuestra
longevidad.
No solamente para estar más sanos y fuertes, sino para que exteriormente esto se aprecie, es vital que nuestros hábitos de vida sean saludables.
Las noches de parranda continuadas, como todos sabemos, pasan su factura no sólo en nuestra salud, sino en nuestro aspecto.
Sin llegar a extremos, cuando nuestros hábitos no son saludables, paulatinamente nuestra apariencia se va demacrando, aun cuando nos podamos sentir más o menos sanos.
Por eso es fundamental, si queremos mantener nuestra salud y nuestro aspecto saludable y joven, llevar un estilo de vida saludable.
Con una dieta equilibrada, ejercitarnos regularmente e incorporar en nuestra dieta cantidades apreciables de vitaminas A (para la salud de nuestra piel, pelo y uñas), C y E (antioxidantes) y selenio, que juntos, lucharán contra los radicales libres.
Y así combatiremos con eficacia todo lo que nos envejece prematuramente.
Así mismo es importante que eliminemos los hábitos dañinos “per se”: tabaco, exposición solar excesiva y otros.
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