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No Creas Lo Que Dicen Las Autoridades De La Nutrición!

Las principales organizaciones mundiales de salud y nutrición tienen fama de crear pautas que no son del todo benéficas para la salud. Por ejemplo, desde finales de la década de los 70, cuando se recomendó seguir una dieta baja en grasa, el número de casos de obesidad y diabetes se incrementó dramáticamente. Las investigaciones más recientes demuestran que las dietas bajas en grasas no sólo son inútiles, sino también perjudiciales para muchísimas personas.

Continúan acumulándose pruebas de que algunos de los consejos dictados por estas organizaciones y autoridades de la nutrición no cumplen con el objetivo de mejorar la salud de las personas; sin embargo, no parece que estas instituciones vayan a cambiar sus modelos ya impuestos.

¿Se puede confiar en los gobiernos para ofrecer una información objetiva sobre consejos dietéticos que promuevan la salud? La respuesta corta a esta interrogante es "no". La realidad, aunque sorprenda a más de uno, es que los gobiernos se inclinan ante los intereses económicos de la industria alimentaria, esto sin duda juega un papel en la epidemia de obesidad que se ha multiplicado en las últimas décadas.

Sigue leyendo este artículo y descubre algunas razones por las que no debes creer todo lo que dicen las autoridades de salud y nutrición.


Las principales organizaciones de salud continúan recomendando que las personas disminuyan su consumo de grasas saturadas. Sin embargo, actualmente no existe una prueba certera de que estas aumenten el riesgo de enfermedades en el corazón.

Durante décadas, las autoridades de la salud han instado a la población a evitar los alimentos que contengan grasa saturada, agregando que deben sustituirse por grasas no saturadas como las nueces, el pescado, semillas y aceites vegetales como el de oliva o soya.

Investigaciones recientes no han encontrado que las personas que consumen más grasas saturadas tengan un mayor riesgo a sufrir enfermedades cardíacas, que aquellos individuos que consuman menos. Tampoco se ha encontrado relación entre un riesgo menor de enfermedades en aquellas personas que consumen una mayor cantidad de grasas insaturadas, incluyendo grasas monoinsaturadas como el aceite de oliva o de grasas poliinsaturadas como el aceite de maíz.

Asimismo les advertimos que estos hallazgos no deben ser tomados como "una luz verde" para comer más carne, mantequilla y otros alimentos ricos en grasas saturadas. Lo cierto es que cuando las personas disminuyen el consumo de grasas tienden a comer más pan, cereales y otros carbohidratos refinados, y esto sí resulta muy perjudicial para la salud cardiovascular.

Un comité de defensa para la salud pública en Estados Unidos investigó el asunto y confirmó sus sospechas: grandes corporaciones de alimentos como Coca-Cola, General Mills, Nestlé, Kraft y otros importantes proveedores de comida chatarra son patrocinantes y aportan grandes sumas de dinero, para formar parte de la Academia de Nutrición y Dietética (antes conocida como ADA - American Dietetic Association), y participan cada año en reuniones de organizaciones comerciales.

La Academia de Nutrición y Dietética representa a 74 mil profesionales de la salud de Estados Unidos, su misión consiste en ayudar a los estadounidenses a comer bien ¿Usted cree que lo logra?

De acuerdo con este comité de defensa, Coca-Cola patrocina cursos educativos durante todo el año para nutricionistas y profesionales de la salud registrados. Sin duda, estas relaciones integrales entre los principales alimentos empresas y la Academia de Nutrición y Dietética representan grandes conflictos de interés.

Algunas de las más leales corporaciones que patrocinan esta Academia son: Beef, ConAgra Foods, The Coca-Cola Company, Pepsico, National Dairy Council, Abbott Nutrition, General Mills, Mars Food y Aramark.

Particularmente no confiamos en recomendaciones dietéticas de cualquier institución que esté siendo patrocinada o “educada” por Coca-Cola.

Y este es sólo un ejemplo de una de las principales organizaciones mundiales de nutrición. La mayoría sigue este mismo modelo de patrocinio, por lo que no queda menos que dudar si su objetivo es mejorar la salud de las personas a través de una buena alimentación o llenarse los bolsillos a costa de la incredulidad de las personas.

El patrocinio a las autoridades de salud a nivel mundial no es exclusivo de las grandes corporaciones de alimentos, también las compañías farmacéuticas se benefician al máximo, ya que las personas se enferman al llevar una mala alimentación y recurren a los medicamentos para sanar o contrarrestar los síntomas.

Muchas veces las organizaciones de nutrición parecen incapaces de ejercer su voluntad, ya que mantienen una relación de dependencia con las compañías farmacéuticas, al igual que ocurre con las empresas de alimentos como lo explicamos anteriormente. Por ejemplo, las autoridades de salud en Francia y Europa no tienen el coraje de retirar medicamentos del mercado por su estrecha relación con las empresas farmacéuticas.

Una de las enfermedades que más ha elevado su tasa es la diabetes tipo 2, que afecta a más de 300 millones de personas en todos los países del mundo. La diabetes tipo 2 es causada por una mala alimentación y se propaga con mayor velocidad en conjunto con otras enfermedades relacionadas con el estilo de vida, como el síndrome metabólico y la obesidad.

La Asociación Americana de la Diabetes es financiada por las compañías farmacéuticas cada año, y luego esta misma institución promueve entre los diabéticos una dieta alta en carbohidratos, esto a su vez mantiene enfermos a los pacientes, quienes continúan la relación de dependencia con las drogas producidas por estas empresas. Es una cadena de mercado maquiavélica, sin duda.

Las principales autoridades de nutrición y salud en el mundo aconsejan que tengamos una dieta baja en grasa y alta en carbohidratos, y aseguran que este tipo de dieta es óptima para la salud de las personas, a pesar de que muchos estudios han comprobado la ineficacia de este tipo de regímenes alimenticios.

Contrario a lo que hacen creer estas instituciones, son las dietas bajas en carbohidratos y altas en grasas las que han demostrado que reducen las enfermedades cardiovasculares y el riesgo de padecer cáncer.

Una de las conclusiones a la que llegó un estudio realizado por investigadores de Suecia sugiere que una dieta baja en carbohidratos y alta en grasas mejora el peso corporal, la glicemia y el colesterol bueno (HDL), además sin efectos adversos en el colesterol malo (LDL). Un consumo aún menor de carbohidratos (que representa el 20% de las calorías totales) podría aportar aún más beneficios, incluyendo la reducción de los niveles de azúcar en la sangre, muy importante para personas con obesidad y pacientes diabéticos.

Podría pensarse que las organizaciones de la salud sustentan sus consejos nutricionales en las últimas investigaciones realizadas por prestigiosas universidades e institutos científicos reconocidos, pero no es así. Por el contrario, las recomendaciones dietéticas de estas autoridades suelen basarse en estudios que datan de al menos dos o tres décadas anteriores.

La lógica indica que son las investigaciones más recientes las que deben ser tomadas en cuenta para extraer de allí información útil a las personas que deseen mejorar su salud y alimentación.

Las investigaciones demuestran que una dieta baja en carbohidratos es mucho más eficaz que una baja en grasa, sin embargo es esta última la recomendada por las autoridades, dejando de lado las primeras.

La mayoría de los estudios realizados durante los últimos 12 años llegan a las mismas conclusiones y apuntan los beneficios de las dietas bajas en carbohidratos. podrán ocultarlas

  • El riesgo de enfermedad cardiovascular se reduce al mínimo.
  • Si sufres de presión alta, con una dieta baja en carbohidratos esta se normalizará.
  • Se reduce la ansiedad de picar entre comidas.
  • Se elevan los niveles de HDL (colesterol bueno).
  • Al eliminar los carbohidratos, el nivel de triglicéridos en la sangre se reduce significativamente.
  • Si tienes tendencia a padecer diabetes o eres prediabético, esta dieta te permitirá mantener a raya la enfermedad, incluso sin el control de la medicación.
  • En caso de ser paciente diabético, los niveles de insulina se mantienen estables. No sufrirás bajones de energía, antojos ni somnolencia después de las comidas.

Las organizaciones de la salud y nutrición, responsables de velar por los estándares de alimentación de la población, deberían rectificar y no vender su objetivo a las grandes corporaciones de alimentos y medicinas.

Aunque existen centenares de investigaciones y pruebas realizadas durante la última década, que respaldan los beneficios de las dietas bajas en carbohidratos, las autoridades de salud continúan afirmando que seguir este tipo de dietas son peligrosas, y además de eso promueven el consumo de comida chatarra disfrazada como “baja en grasa”, que está causando tanto daño a la salud de las personas.

Las dietas bajas en carbohidratos podrían convertirse en una cura potencial para algunas de las peores enfermedades que están acabando con la salud de las personas alrededor del mundo.   

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