Los alimentos que la población en general consumía hace 30 o 40 años eran frescos y producidos localmente, en su mayoría. Esto ha ido cambiando con el paso de los años. En las últimas décadas, la gran parte de los alimentos preparados en casa, en los restaurantes o en el comedor de la escuela, están llenos de azúcar, contienen grasas procesadas dañinas y aditivos químicos.

Debido a este cambio de patrón alimenticio, las tasas de obesidad han aumentado desenfrenadamente, e incluso una de cada cinco muertes en Estados Unidos está relacionada con la obesidad. Las enfermedades provocadas por la obesidad incluyen diabetes tipo 2, hipertensión, enfermedades cardíacas, enfermedades hepáticas, cáncer, demencia y depresión.

Ponga mucha atención en el siguiente artículo, contiene 11 gráficos que revelan cómo las dietas modernas han provocado el aumento en el número de casos de enfermedades crónicas, y en lugar de favorecer su salud, la empeoran:

Luego de la aparición de las primeras guías de alimentación baja en grasa, se transformaron los hábitos alimenticios de gran parte de la población estadounidense.

Las recomendaciones incluidas en estas guías causaron una disminución en la cantidad de grasas, así mismo generaron aversión a los productos grasosos.

El siguiente gráfico demuestra la relación entre el aumento de los casos de obesidad en la población de todas las edades, tras la aparición -a finales de los años 70- de estas guías de alimentación baja en grasa.

Cometen un grave error algunos médicos y nutricionistas que continúan recomendando este tipo de dietas, a pesar de que los estudios han demostrado que son ineficaces y conllevan peligrosos riesgos para la salud.

El proceso de hidrogenación por el que pasa el aceite para convertirse en margarina produce grasas trans las cuales son extremadamente dañinas para el organismo. Sustituir la manteca de cerdo y mantequilla -proveniente de animales alimentados con pastos, que incluso contienen nutrientes protectores para el corazón- por margarina y otros aceites ricos en grasas trans fue un grave error de la medicina y la industria de alimentos, lo cual empeoró la epidemia de enfermedades cardíacas durante las últimas décadas.

Mientras que la mantequilla tiene un sabor y color amarillo, a la margarina le añaden aditivos como conservantes, colorantes y aromatizantes para imitar el color, olor y sabor de la mantequilla. 

Cuando las personas van al supermercado, el 90 % de su compra es de alimentos procesados, y sólo algunos vegetales y frutas. Aunque todavía sigue siendo mayor el porcentaje del gasto en comida hecha en casa, lo que se consume son alimentos empacados, procesados, con alto contenido de aditivos químicos.

Y es cada vez más preocupante cómo se ha incrementado el consumo de comida rápida o restaurantes, debido al estilo de vida moderna que lleva la población en la actualidad. 

La cantidad de azúcar refinada que consumimos a diario se ha incrementado enormemente. Una persona promedio en Estados Unidos consume alrededor de 350 calorías al día, sólo provenientes del azúcar, lo que equivale a 22 cucharaditas de azúcar y al menos un 25 % de sus calorías diarias.

Este alto nivel de consumo de azúcar definitivamente tiene consecuencias adversas para la salud. Las fuentes más comunes de azúcar son las bebidas endulzadas (como la clásica Coca-Cola), los postres, las bebidas de frutas y los dulces en general.

De acuerdo con un estudio, las personas que consumen el 21 % o más de sus calorías diarias en forma de azúcar aumentan al doble la probabilidad de morir a causa de una enfermedad cardíaca en comparación con las personas que consumen 7 % o menos de sus calorías diarias del azúcar.

Consumir mayor cantidad de aceites vegetales procesados ha originado cambios perjudiciales en nuestro cuerpo. La mayoría de las grasas que se utilizan para los alimentos procesados contienen Omega-6, un ácido graso conocido también como ácido linoleico, el cual se incorpora en las membranas de nuestras células y depósitos de grasa corporal. 

Consumir muchas grasas Omega-6 en lugar de Omega-3, puede provocar la aparición de enfermedades cardiovasculares, cáncer, depresión, Alzheimer, artritis reumatoide, diabetes, por mencionar algunas. En el gráfico puede observar el incremento exponencial en el consumo de este tipo de grasas.

Las bebidas azucaradas como refrescos y jugos de fruta procesados son las peores fuentes de azúcar. Podría pensarse que el jugo de fruta no es dañino, pero en realidad contiene una gran cantidad de azúcar que va directo a su sangre cuando lo toma.

El consumo de este tipo de bebidas ha alcanzando cifras preocupantes, tomando en cuenta el bajo valor nutritivo de estos productos. Si analizamos su composición observamos que su principal ingrediente es el azúcar.

abe destacar que adsorber el azúcar a través de líquidos es altamente perjudicial para nuestra salud. Un estudio encontró que los niños que ingieren una porción diaria de bebidas con azúcar tienen 60% mayor riesgo de obesidad.

Uno de los alimentos más nutritivos es el huevo, aunque comerlo en exceso puede elevar el nivel de colesterol en la sangre. Desde 1950 se ha reducido su consumo, pasando de 375 a 250 huevos al año por cada estadounidense, lo que representa una disminución de 33%.

Además de esta reducción se suma el cambio en los tipos de huevos que se consumen. Ahora los huevos que compramos en el supermercado son procesados en granjas industriales, donde las gallinas reciben una alimentación procesada. Antes se consumían huevos orgánicos, provenientes de gallinas criadas en pequeñas granjas, estos todavía es posible encontrarlos en los pueblos o pequeñas ciudades.

Es fácil distinguir un huevo orgánico de uno procesado, por el color de la yema. Los primeros tienen yemas de color naranja brilloso, en cambio si las yemas son amarillas pálidas, sabrá que provienen de gallinas criadas en granjas industriales.

No sólo por vernos estéticamente atractivos debemos cuidar nuestra dieta. Un exceso en la ingesta de calorías conduce a sobrepeso y obesidad, y esta condición física se asocia con una mayor probabilidad de desarrollar diabetes y complicaciones cardiovasculares.

Son diversas las razones que explican este incremento: El consumo sin medida de alimentos, sobre todo procesados; la velocidad de nuestro ritmo actual, y el estilo de vida sedentario tienen un papel protagonista.

A partir de la década de los 70, los médicos comenzaron a señalar a la grasa saturada como la culpable de enfermedades cardíacas, por lo que las personas cambiaron las grasas tradicionales como la mantequilla, la manteca de cerdo y aceite de coco y prefirieron usar los aceites vegetales procesados, como el de maíz, canola y la margarina, promocionados como alternativas "saludables". 

En 1999 el aceite de soya representaba el 7 % de las calorías consumidas al día en los Estados Unidos, el cual está contenido en la mayor parte de los alimentos procesados que consumen, debido a su bajo costo. En total se consume más de 28 billones de libras de aceites comestibles al año, el aceite de soya representa cerca del 65 % de esta cantidad.

El trigo moderno no es igual al que comían nuestros abuelos o bisabuelos. Durante las últimas cinco décadas, el grano básico ha sido alterado y en la actualidad su valor nutritivo es mucho menor que en el pasado.

Los granos de trigo forman parte de la dieta regular en los países occidentales. Se encuentra en muchos alimentos: desde panes, pastas, pasteles, hasta pizzas y una variedad de productos elaborados. La alteración en el grano de trigo provocó una disminución de importantes minerales como el magnesio (Mg), hierro (Fe), zinc (Zn) y cobre (cu), como se muestra en los siguientes gráficos: